jueves, 27 de marzo de 2014

MUSEO DE HISTORIA DE CATALUÑA I. DE LA PREHISTORIA AL SIGLO VIII. LAS RAÍCES.



Museo de Historia de Cataluña es de lo mejor y más completo que he visto durante mis viajes a lo largo y ancho de la Vieja Europa. Aprendiendo un poco más cada día.


Desde el lejano Paleolítico Inferior las actuales tierras catalanas han sido testigo de las actividades humanas. En Tautavel (Rosellón) se han encontrado los restos más antiguos de Homo erectus con una antigüedad de 450.000 años.


El Paleolítico es la primera etapa de la historia humana, durante la cual se produce la evolución de nuestra especie, dibujándose las características que definen nuestra esencia: fabricación de herramientas, control del fuego, capacidad para hablar y la concepción de una cosmología para explicar la vida, la muerte y toda la realidad circundante. 

La vida de estas primeras comunidades paleolíticas está fuertemente condicionada por un medio hostil, caracterizado por los ciclos (recurrentes) de enfriamiento y calentamiento de la superficie de la Tierra y una climatología extrema. 


Los seres humanos de este periodo se organizaban en pequeños grupos, a los que llamamos bandas, que ocupaban estacionalmente cuevas y abrigos rocosos, y sobreviven gracias a la caza y especialmente a la recolección (bayas, raíces, pequeños vertebrados, mariscos, invertebrados). Para facilitar estas actividades van a fabricar herramientas, que en principio son sencillas, pero que poco a poco se van volviendo más eficientes y especializadas para ir adaptándose al medio. 



Arpones de hueso y arcos. Parece ser que en las últimas etapas del Paleolítico los cazadores ya eran capaces de fabricar y utilizar el arco. 



Aprovechamiento del sílex a lo largo de la Edad de Piedra. El sílex es la materia prima más útil en la fabricación de utensilios de corte de toda la prehistoria. Su aprovechamiento, para conseguir el mayor filo cortante es uno de los logros técnicos más importantes en las primeras etapas de nuestra historia. 



Nódulo de sílex sin tallar de 250 gramos.



En el Paleolitico Inferior de este nódulo se obtienen 10 centímetros de filo útil.



Durante el Paleolítico Medio ya se puede obtener 1 metro.



En el Paleolítico Superior se perfecciona la técnica y se llega hasta los dos metros y medio.



En el Epipaleolítico el rendimiento del sílex aumenta espectacularmente. 


Desde el 5500 hasta el 3000 a.C. se extiende una nueva forma de subsistencia, basada en la agricultura y la ganadería; el Neolítico. Los grupos humanos pasan de ser nómadas y depredadores, a ser sedentarios y productores de alimentos. Aparecen nuevas herramientas de piedra pulimentada, cambian los patrones de asentamiento y se desarrollan enormemente las prácticas funerarias con las construcción de grandes sepulcros: los megalitos. 


Dolmen de la Creu d'en Cobertella en Roses (Alto Ampurdán). Se trata de un monumento megalítico del tipo sepulcro de corredor. Neolítico medio y final 3000 - 2700 a.C. 

Adornar el cuerpo es algo natural e inherente a la esencia humana. Collar de conchas del Neolítico. 

Los primeros metales: oro, cobre y bronce. Hacia el 2500 a.C. se va introduciendo paulatinamente la explotación y uso de los metales. Se trata de metales que se puede trabajar con facilidad, son muy maleables como el oro y el cobre, con los que se fabrican piezas ornamentales, anillas, punzones, puñales o puntas de saeta, todos ellos objetos reservados a las élites dominantes. A partir del segundo milenio se obtiene un metal más duro y efectivo gracias al descubrimiento de una aleación entre el estaño y el cobre;  el bronce. 

Los poblados son cada vez más grandes, organizados y estructurados y ya muestran un urbanismo - o protourbanismo - incipiente: casas con zócalo de piedra y una organización del espacio destinado a almacenes de cereales. El aprovechamiento más exhaustivo de las especies domesticadas permite explotar productos secundarios como la leche y la lana, y muy probablemente el uso de la fuerza animal aplicada al trabajo. La pervivencia del cultivo de diversas especies de trigo y cebada conviven con la aparición de nuevas especies domesticadas como la vid y el olivo. 

La obtención y transformación del metal implica la necesidad de crear redes de intercambio que conlleva a a su vez importantes e irreversibles cambios sociales. El proceso de jerarquización social se acentúa a lo largo de la Edad del Bronce en Cataluña. 


Objetos de un ajuar funerario del neolítico medio. Cultura de los Sepulcros de Fosa. 4000 - 3000 a.C. 

Pico de minero. 4500 - 3500 a.C. 


Cerámica con decoración cardial. 

Minas de calaíta en Gavá. Se trata de un importante explotación minera de época neolítica, siendo la más antigua de la Península Ibérica, y una de las más antiguas de Europa. Es un complejo red de galerías subterráneas dispuestas en diferentes niveles, que se comunicaban entre sí y a las que se accedía desde el exterior a través de pozos o galerías inclinadas.


Con una cronología de unos 5.500 años, comenzó a explotarse en el Neolítico Medio y obtenían aluminofosfatos, minerales que toman el nombre genérico de calaíta, que se utilizaban para fabricar objetos ornamentales personales. También obtenían otros minerales para fabricar herramientas, con el sílex y el ópalo. 

Del Bronce al Hierro. La edad del Bronce comienza hacia el 1.700 .C. La introducción del metal, el cobre en primer lugar y el bronce a continuación es un proceso muy, muy lento. En la prehistoria, a diferencia de lo que ocurre en nuestro tiempo, los avances técnicos avanzan dando pasitos cortos. La escasez de materias primas y la complejidad del proceso metalúrgico convierten los objetos de bronce en minoritarios y reservados únicamente a las élites dominantes. A partir del año 800 a. C. se documentan los primeros objetos elaborados con hierro, pero habrá que esperar hasta dos siglos más tarde, hacia el 600 a.C. cuando el uso de este material metálico se generalice. El hierro supuso que definitivamente el ser humano pudiese modificar la naturaleza y además permitió fabricar utensilios mucho más eficientes. Por otro lado, y quizás esto es lo más importante, el metal dejó de ser patrimonio exclusivo de la aristocracia y las clases populares, especialmente los campesinos, pueden disponer de un utillaje mucho más adaptado a los diferentes trabajos. 



Vivienda de la Edad del Bronce. El yacimiento de El Barranc de Gáfols, en la ribera del Ebro es un buen ejemplo de poblado de finales de la Edad del Bronce. El núcleo poblacional se situaba cerca del río y estuvo activo a lo largo del siglo VII a.C. Formado por varias calles que se cruzan perpendicularmente y donde las viviendas comparten el muro exterior y están separadas por paredes medianeras. Las casas son estrechas y alargadas (2 metros de ancho por 8 de largo), tienen zócalo de piedra, muros de adobe y una cubierta prácticamente horizontal construida con cañas y barro. En el interior las paredes aparecen adornadas con pinturas ocre y además encontramos vasijas de cerámica. 



Poblado de Genó del siglo X aC. situado sobre un promontorio.


Metalurgia del hierro I. La extracción.del mineral.



Metalurgia del hierro II. Reducción en el horno. 



Metalurgia del hierro III. Separación de la escoria y el hierro.



Metalurgia del hierro IV. Trabajo en la forja.

Entre Centroeuropa y el Mediterráneo. Durante el Bronce Final las comunidades humanas que se habían establecido en el territorio de la actual Cataluña, entran en un trascendental periodo de grandes cambios sociales, económicos y culturales. Estos cambios están directamente relacionados con la llegada de sucesivas oleadas migratorias procedentes del Centro de Europa y con el establecimiento de intercambios entre las gentes que vivían a ambos lados del Pirineo. Desde la Edad del Hierro los contactos con los pueblos procedentes del Mediterráneo Oriental, Fenicios y especialmente Griegos, favorecen y estimulan el desarrollo en todos los ámbitos de las culturas autóctonas. La evolución que se produce durante esta etapa es decisiva en la consolidación de la cultura ibérica. 

Navegación en el mar Mediterráneo. Desde épocas muy remotas el mar Mediterráneo se convierte en un inmejorable marco de comunicación e intercambio. Fenicios y griegos establecen rutas comerciales a través del mar que les permiten obtener materias primas y establecer factorías comerciales. Gracias a estos contactos, las poblaciones autóctonas entran en un proceso de gran dinamización cultural y una fuente de transmisión de nuevos conocimientos; la metalurgia del hierro, la cerámica a torno, nuevos cultivos, el alfbeto y la religión. 



Una de las colonias griegas más importantes en suelo ibérico. 


Emporio - o Ampurias - colonia griega. Navegantes focenses procedentes de la cercana Massalia (Marsella) fundan Emporión hacia el año 600 a.C. En primer lugar se establecen en un pequeño tómbolo y posteriormente edifican una pequeña ciudad fortificada en tierra firme junto a un puerto natural. Emporion, que en griego significa "mercado" es un puerto abierto a navegantes procedentes de diversos lugares. El núcleo primitivo se transforma en una polis que va a dominar el territorio circundante y se convierte una puerta de entrada por la que penetra la cultura clásica en la  Península Ibérica. 



Cerámica griega procedente de la colonia ampurdanesa.



Fotografía aérea del estado actual de la ciudad grecoibérica. Los restos de la ciudad griega están siendo excavados desde el año 1907. 


Con el paso del tiempo Ampurias se fue convirtiendo en el puente que une la cultura clásica grecorromana y la península Ibérica. La ciudad fortificada cuenta con una plaza pública abierta al puerto (una constante histórica en muchas ciudades del Mediterráneo). En el 218 a.C. las tropas romanas, en el contexto de la Segunda Guerra Púnica, desembarcaron aquí cerca e inician el proceso de ocupación del levante peninsular. Cuando la romanización es ya un hecho irreversible, la ciudad empieza su declive. 


Los Iberos. Durante la Segunda Edad del Hierro se desarrolló la Cultura Ibérica, una de las más importantes del Mediterráneo Occidental. Aunque más que de una única realidad histórica, los Iberos eran un conjunto de pueblos con características y formas de vida muy diferentes entre sí. Lo que los une es la concepción que de ellos tenían griegos y romanos que los denominaron Iberos, al parecer por vivir en las proximidades del río Iberus (Ebro). Su cultura era similar a la de fenicios, griegos y etruscos con importantes redes urbanas y comerciales.


Ilergetes, Ausetanos, Lacetanos, Indigetes, Cosetanos,Iacetanos, Laietanos . . .

Los Iberos mantenían, por medio del comercio, fluidos contactos con otros pueblos del Mediterráneo. En Ampurias y Roses compraban a los griegos las ricas cerámicas áticas y del sur de Italia y desde la Ibiza púnica llegaban a Cataluña productos procedentes del Norte de África. También se constatan relaciones con las tribus de la Galia.

La cultura ibérica, al igual que sus coetáneas, estaba muy desarrollada, con una próspera economía basada en la agricultura y la ganadería, a las que se suma la pesca en las regiones costeras. Dominan la metalurgia del hierro, las manufacturas (hilado, tejido, curtiduría, repujado de metales), desarrollaron alfabeto propio y acuñaron moneda. 


Reconstrucción del poblado de Calafell del siglo III a.C. El poblamiento se articula en torno a núcleos urbanos que desempeñan funciones diversas: mercado, almacenamiento de excedentes y centro político, militar y administrativo. Aparecen calles rectilineas o bien adaptadas al terreno adoptando una disposición urbana y eran defendidas por murallas. En el interior del recinto amurallado se localizan viviendas, almacenes, corrales, instalaciones productivas, pequeños palacios y espacios para el culto. En los alrededores de la ciudad se dispersan casa de campo y pequeñas aldeas agropecuarias.


La vivienda ibérica es lugar de descanso y refugio, almacén y taller para el trabajo. En su interior el utillaje es diverso; telares, molinos de mano, cerámicas variadas, ánforas y ollas. La planta era cuadrangular y el espacio se divide en habitaciones y suele contar con altillo. El hogar es el lugar para cocinar y desde donde se calienta toda la estancia.

Los muros se construyen adobe o tapial que se levantan sobre una base de piedra. El tapial se elabora con encofrados dentro de los que se prensa una mezcla de tierra y cal. Para ligar los diferentes materiales se utiliza mortero de cal y barro. Las tejas son desconocidas y las cubiertas se construyen con envigados sobre los que se colocan cañas o ramas que son cubiertas con gruesas capas de barro mezclado con paja. Los edificios eran robustos y podían contar con uno o dos pisos.


Desde el Neolítico, la molienda del grano es un trabajo áspero y duro. A partir del siglo V a.C. empiezan a ser utilizados los molinos rotatorios. El grano se introduce por el agujero superior, y a continuación, se acciona la muela para que comience a moler el cereal. El tamaño de estos molinos puede ser muy variado, los romanos, incluso llegaron a utilizar molinos de enorme dimensiones accionados por caballería.


La ibera, era una sociedad guerrera. Las aristocracias guerreras formaban los grupos dirigentes. Como otros pueblos de la edad del hierro, los iberos desarrollaron una eficaz panoplia de armas. Los pueblos que vivían en las zonas cercanas a la costa usaban un armamento similar al de los celtas, compuesto por grandes escudos, espadas largas y cascos de hierro o bronce. Más hacia el interior, los guerreros iberos preferían las típicas espadas cortas y curvas, conocidas como falcatas. La infantería forma el grueso del ejército, mientras que los jinetes, que montaban pequeños caballos, cumplían funciones de exploradores y hostigaban a los enemigos en retirada. Muchos guerreros íberos se alquilaron como mercenarios de los cartagineses durante el desarrollo de las Guerras Púnicas.


Urna y ajuar funerario del siglo IV con instrumental de hierro y bronce.


La hora de Roma. En el año 218 a.C. en el contexto de la Segunda Guerra Púnica el ejército romano puso pie en suelo peninsular, concretamente en el puerto de Ampurias. Una vez obtenida la victoria sobre el voluntarioso ejército cartaginés, los romanos se quedan en la península y comienzan a organizar la explotación de los abundantes recursos existentes. También van a estructurar el territorio en provincias y van a imponer un sistema fiscal.

Paulatinamente la comunidad ibérica fue asimilando patrones culturales romanos. Es el proceso conocido como Romanización. Numerosos colonos procedentes de la península itálica y del Mediterráneo helenístico fueron llegando e instalando sus nuevos hogares en Iberia. En los dos primeros siglos anteriores a la Era Cristiana se fueron sentando las bases de la sociedad hispanorromana. Tanto la cultura como la lengua latina dejaron una huella imborrable.


Tarraco. En el año 218 a.C. cerca de un poblado indígena se funda la ciudad de Tarraco, que se convirtió en la base logística de la conquista del interior peninsular. Durante el siglo I a.C. recibe el título de colonia y con Augusto se convierte en residencia del gobernador de la Hispania Citerior y capital de un conventus o distrito jurídico. Tarraco contaba con una superficie amurallada de unas 60 hectáreas y en la zona alta se construye un foro que concentra las funciones de la administración provincial. En las zonas bajas se disponen las viviendas y el puerto.



Balista de Ampurias. Los romanos contaban con ingeniosas máquinas de guerra, como esta balista, que utilizaban para lanzar piedras y dardos a larga distancia. La balista de Ampurias, un excepcional hallazgo acaecido en 1910, constituye un documento excepcional para el estudio de las tácticas y técnicas militares romanas. Este artefacto posiblemente del período tardo-republicano, podía lanzar dardos con gran potencia, a una distancia de 200 metros.


Cupid IV es el nombre de un pequeño barco mercante romano, que se hundió hacia el 80 a.C. en la ensenada de Cupid, cerca del Cabo de Creus. La nave se va aprovisionando de productos agrícolas y manufacturados de distintas procedencias, que llegan a puertos importantes como el de Narbo (Narbona). Con su preciado cargamento regresa a las ciudades del litoral catalán, que estaban situadas fuera de las principales rutas comerciales de la época. 


El cargamento documentado es muy variado e incluye 80 ánforas de aceite de la Bética, cerámicas producidas en la Galia y lámparas de aceite fabricadas en Roma. También aparecen ánforas de diferente procedencia que transportaban vino y salazones.


La vida en las ciudades. La civitas es una comunidad que se organiza por medio de una compleja red de relaciones sociales, instituciones de autogobierno y prácticas colectivas de culto y actividades lúdicas. El ciudadano tiene plena conciencia de pertenecer a un ente superior: la ciudad y el estado romano. En el vértice superior se sitúa una élite que controla el poder económico y las instituciones de gobierno. En la base se encuentra un heterogéneo grupo social, la plebe urbana, formada por hombres y mujeres libres, y los libertos. Los esclavos se consideran propiedades de sus amos. Esta escala social queda materializada en las viviendas, que se jerarquizan desde las lujosas domus, hasta las insulae, o bloques de modestas viviendas.



La domus era la vivienda de las clases acomodadas. Era un espacio íntimo y aislado del exterior, siendo las aberturas hacia la calle son mínimas y a menudo se reduce a la puerta. La vivienda se organiza a partir de un patio interior, semicubierto, desde el que se accede a las habitaciones de la casa y que se denomina atrium. Además, a través del atrium entra la luz que ilumina las distintas estancias de la casa.


Un pequeño estanque, que recoge el agua de lluvia, ameniza y centraliza el espacio. 


En muchas ocasiones se levanta un pequeño altar, lararium, consagrado a los dioses protectores del hogar. Pasado el atrio se llega al peristilo, un jardín para el reposo, el esparcimiento y encontrar la paz interior. Pavimentos muy sencillos, o con mosaicos coloreados y pinturas murales configuran la decoración de la vivienda. 

Durante los siglos III y IV, el imperio vive convulsos tiempos de cambios. Una religión monoteísta, de origen oriental, está desplazando las creencias tradicionales. Tras una etapa de persecuciones e intento de represión, el emperador Constantino legalizó su práctica. La organización jerárquica de los cristianos será uno de los apoyos de un poder que se desmorona cuando los primeros pueblos germanos se asientan en territorio imperial.

Un héroe de los Juegos Olímpicos. Luci Minici Natal Quadroni Ver, originario de Barcino, ocupó diferentes cargos militares y políticos. Su momento de gloria llegó en el año 129 cuando participó en los Juegos Olímpicos celebrados en Olimpia, siendo además campeón en la carrera de cuádrigas. 


Barcino. Mientras que muchas ciudades romanas padecieron profundas crisis en los siglos IV y V, Barcino comenzó un espectacular desarrollo, destacando por encima de la capital provincial, Tarraco, y otras urbes más antiguas. En el siglo IV el amurallamiento de Barcino es ampliamente reforzada. Este hecho, y sobre todo su situación estratégica, convierten a Barcino, en un centro destacado durante la Antigüedad Tardía.


Durante este período se construye un centro de poder en los edificios del conjunto episcopal y la residencia de los comes civitatis, representantes en la ciudad del poder visigodo. En el 415 Ataulfo y Gala Placidia, convierten Barcelona en la capital del reino visigodo, mientras que el resto de la Tarraconense sigue bajo control del imperio.


El baptisterio de El Bovalar es testimonio de los primeros cristianos. Durante el período visigodo la iglesia se convierte en un importante pilar de la sociedad. Las villas rurales, como el caso de El Bovalar, siglos V - VIII, contaban con basílica y baptisterio. En época paleocristiana, el baptisterio era el lugar donde se administra el bautismo. Cuenta con una piscina, donde los neófitos, normalmente adultos, se bautizan mediante el rito de la inmersión. 

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