El plan de fuga de la familia real
había sido diseñado minuciosamente, y no faltaría por el camino,
quien les prestase ayuda para alcanzar la frontera. Los monarcas y
sus hijos viajaban disfrazados y bajo una identidad falsa. Pero la
huida comenzó con retraso, que fue aumentando al sufrir una avería
la berlina en la que viajaban, y tener que ser reparada. Los reyes
fueron descubiertos, detenidos en Varennes y devueltos a Paris la
noche del 21 al 22 de junio de 1791.
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