Hace mil
millones de años, las plantas, trabajando conjuntamente de modo
cooperativo, habían llevado a cabo un cambio asombroso en el medio
ambiente de la Tierra. Las plantas verdes generan oxígeno molecular.
Los océanos estaban ya repletos de plantas verdes sencillas, y el
oxígeno se estaba convirtiendo en un componente importante de la
atmósfera de la Tierra, alterando irreversiblemente su carácter
original, rico en hidrógeno, y dando por terminada la época de la
historia de la Tierra en la que la sustancia de la vida estuvo
constituida por procesos no biológicos. Pero el oxígeno tiende a
provocar la descomposición de las moléculas orgánicas. A pesar del
amor que le tenemos, se trata en el fondo de un veneno para la
materia orgánica no protegida. La transición a una atmósfera
oxidante planteó una crisis suprema en la historia de la vida, y una
gran cantidad de organismos, incapaces de enfrentarse con el oxígeno,
perecieron. Unas cuantas formas primitivas, como los bacilos del
botulismo y del tétanos, consiguieron sobrevivir a pesar de todo en
el ambiente actual de la Tierra rico en oxígeno. El nitrógeno de
nuestra atmósfera es desde el punto de vista químico mucho más
inerte y por lo tanto mucho más benigno que el oxígeno. Pero
también está sostenido biológicamente, y por lo tanto el 99% de la
atmósfera de la tierra es de origen biológico. El cielo es un
producto de la vida.
Carl Sangan. Cosmos.
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