La iglesia de Santa María la Mayor, de considerables dimensiones, se levanta sobre los restos de un templo anterior más modesto, a la gloria de la familia Fonseca, señores y promotores de la villa.
Terminada de construir en 1520 es la única de las iglesias con las que contó la villa alguna vez, que queda en pie. Una sola nave, cruz latina, ladrillo para los muros y caliza para bóvedas y ventanas.
El altar mayor acoge los sepulcros renacentistas de la familia Fonseca, auténticas joyas para un modesto y sobrio panteón funerario.
En los pies del crucero se encuentra la lápida de Antonio de Fonseca, Contador Mayor de Castilla, participó en la Guerra de Granada y fue quien encargó todos los sepulcros. Fue además uno de los testamentarios de la reina Isabel la Católica.
A ambos lados del crucero podemos ver dos sepulcros dobles:
el sepulcro de Fernando de Fonseca y su segunda esposa Teresa de Ayala
enfrentando aparece el de su hijo Alonso II de Fonseca, y su madre María de Avellaneda (primera esposa de Fernando)
Los sepulcros situados en el altar mayor son individuales y corresponden a:
Alonso de Fonseca, arzobispo de Sevilla y fundador de esta casa y
Juan Rodríguez de Fonseca, obispo de Burgos.
Los sepulcros, labrados en mármol de Carrara, son obras de algunos de los mejores y reputados escultores del momento; Bartolomé Ordoñez y Doménico Fancelli.
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