domingo, 9 de febrero de 2020

EMIL ZATOPEK. LA LOCOMOTORA HUMANA.



Si quieres correr, corre una milla. Si quieres cambiar tu vida, corre la Maratón. Estas palabras tan motivadores se le atribuyen (no he podido encontrar la fuente) a uno de los deportistas más grandes del siglo XX, un atleta en mayúsculas, un corredor de fondo estratosférico, Emil Zatopek.

Zatopek nació en Koprivnice, una ciudad que por aquel entonces formaba parte de Checoslovaquia, un estado nacido después de la Primera Guerra Mundial (1918) y que existió como tal hasta el 31 de diciembre de 1992. Desde joven Emil se dedicó a ganar campeonatos nacionales de fondo y a representar a su país en las grandes citas deportivas internacionales, como los Juegos Olímpicos de Londres en el año 1948 (con las cenizas de la Segunda Guerra Mundial aún calientes) donde se colgó la medalla de oro en 10.000 metros y la de plata en 5.000. Checoslovaquia, en plena reconstrucción tras la deflagración mundial, tenía a un ídolo al que admirar.


Su gran gesta deportiva llegó cuatro años más tarde, en los Juegos Olímpicos de 1952, celebrados en la moderna Helsinki, la capital de Finlandia. En apenas una semana Emil Zatopek consiguió la medalla de oro en 5000, 10.000 y en Maratón. Una proeza nunca igualada hasta hoy, y teniendo en cuenta la súper especialización del atleta actual, poco probable que sea igualada algún día. Aquel verano de 1952 Emil Zatopek se convertía en una leyenda viva del deporte.

Zatopek imponía un ritmo endiablado, y cada zancada que daba parecía que iba a ser la última. Esta forma de correr vehemente y casi agónica, siempre llevando al límite sus capacidas físicas, le valió el sobrenombre de Locomotora Humana.


El carácter de Zatopek se forjó durante su dura infancia, que transcurrió en tiempos difíciles, con una Checoslovaquia invadida por las tropas de la Alemania Nacionalsocialista, el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial y la postrera ocupación soviética. En este contexto el joven Emil comenzó a correr, quizás buscando la forma de sentirse libre. El autor francés Jean Echenoz, se inspiró en la vida del atleta para escribir Courir (2008) y en una entrevista para El País, comenta que “Emil fue un corredor único, incomparable, que sin el fenómeno del terror de la guerra, de la ocupación nazi y comunista, puede que no hubiera existido como el conocemos, con esa voluntad de hierro tan característica”.


Zatopek se casó con la atleta Dana Zatopkova, que ganó la medalla de oro en lanzamiento de jabalina en los Juegos Olímpicos de Helsinki, apenas una hora después de que su marido consiguiese la victora en la prueba de 5000 metros. Como muchas estrellas del deporte (y personajes públicos en general), Emil Zatopek no pudo escapar del contexto político que le tocó vivir, y tras la Primavera de Praga fue defenestrado por las autoridades comunistas por prestar su apoyo al reformador Alexander Dubcek. Durante unos años, el que fuera héroe nacional, se tuvo que ganar la vida como barrendero, hasta que tras una retractación el régimen consideró rehabilitar su figura. La Locomotora Humana murió en el año 2000 convertido ya en un mito del deporte del siglo XX.

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