Caminando, caminando, alcanzamos
A Ponte de Arante, una pequeña aldea lucense, enclavada en el Camino
del Norte, entre Ribadeo (frontera natural y urbana con Asturias) y
la localidad de Vilamartín Grande, utilizada por muchos peregrinos
para hacer parada y fonda.
Arante se encuentra en el fondo
de una vaguada, atravesado por el Rego Lexoso, y en el entorno del
puente que servía para vadear el río y cruzar el valle, fue
creciendo la aldea. A comienzos del siglo XVI Arante contaba también
con hospital de peregrinos.
En la actualidad, el edificio más
interesante que queda del pasado xacobeo de la aldea, es el Santuario
das Virtudes, en cuyo interior es posible admirar unos frescos del
siglo XVI, ocultos durante mucho tiempo, hasta que fueron
redescubiertos en la década de los '70 del siglo XX.
Lamentablemente, para mí, no pude disfrutar de ellos. Aunque el
templo fue levantado hacia 1500, el culto a las Virtudes en este
lugar viene de tiempos inmemoriales.
Llegamos a Ponte de Arante
después de un largo descenso y abandonamos la pequeña población
para encarar una subida pedregosa que atraviesa prados, campos de
labor y pequeños bosquecillos de pinos y eucaliptos.
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