En el año
490 a.C los hoplitas griegos de la ciudad de Atenas derrotaron al
poderoso ejército persa del rey Darío I en las playas de Maratón.
Finalizada la batalla, Filípides, corrió 42 kilómetros hasta
Atenas, para comunicar la noticia. 2386 años después, en la misma
Atenas, Spirodon Louis, emuló la hazaña, convirtiéndose en el
primer campeón olímpico de la Maratón moderna.
En 1896 se
celebraron los primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna en la
ciudad de Atenas, los griegos se las prometían muy felices, ya que
se consideraban los descendientes de los grandes atletas de la
Antgüedad. Sin embargo llegaba la última prueba del programa de
atletismo y los helenos no habían ganado ninguna medalla, se sentían
decepcionados y heridos en su orgullo patrio. En la ínea de salida
17 corredores, doce de ellos griegos. El resto un húngaro (Gyula
Kellner, medalla de bronce), un australiano, un estadounidense y un
francés. El gran favorito era Kharilaos Vasilakos, primer hombre en
ganar una Maratón (en los juegos panhelénicos), pero la gloria
aguardaba a un completo desconocido.
El coronel
Papadiamantopoulos fue designado como seleccionador de los atletas
griegos, y entonces recordó a Spirodon y su excepcional resistencia,
al que había tenido bajo su mando mientras realizaba el servicio
militar. Spirodon Louis era un joven humilde que trabajaba con su
padre como aguador, transportando agua potable para los vecinos de un
pequeño pueblo, Masouri, convertido hoy día en un barrio de Atenas.
El diez de
abril los 17 elegidos para la gloria comenzaban a correr en Maratón
tras oír el pistoletazo de salida. Mensajeros en bicicleta o a
caballo iban informando de la evolución de la carrera. Las noticias
que corrían de boca en boca eran que los extranjeros ocupaban las
primeras posiciones, aunque dos griegos peleaban por meterse en
cabeza. Pero una maratón es muy larga y exigente, y en el kilómetro
32 el francés Albin Lermusiaux sufrió un desmayo, y poco antes de
llegar al estadio Panathinaiko, Spirodon consigue adelantar a un
fatigado Teddy Flart, que se mantenía en cabeza a duras penas y que
no pudo concluir la carrera.
Spirodón
Louis encaró la última recta en solitario, el estadio estalló de
júbilo, y entre el griterío de sus compatriotas y la inmensa
alegría de la familia real, traspasó la línea de meta después de
estar corriendo durante 2 horas y 58 minutos. El primer campeón
olímpico en la prueba de Maratón tenía nombres y apellidos. La
leyenda cuenta que el avituallamiento del triunfador de aquel día
incluyó un vaso de vino, leche, cerveza y zumo de naranja. Así
cualquiera gana una carrera. El historial deportivo de Spirodon Louis
es cuanto menos curioso: una carrera, una victoria, y es que después
de acariciar al gloria olímpica, volvió a su barrio y continuó
viviendo su vida humildemente.
Aquiles, el
de los pies ligeros, guerrero de Troya, Filípides, el primero de una
larga estirpe de corredores de fondo y Leónidas, abnegado rey que se
sacrifica por su pueblo, Grecia, una tierra acostumbrada a ver nacer
a grandes héroes, competa este póker de ases con el humilde
Spirodon Louis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario