El tenista
francés René Lacoste ganó durante su carrera deportiva siete
títulos de Gran Slam (época pre-Open), pero es conocido
mundialmente por su visión empresarial y por fundar la compañía
textil que lleva su apellido. Nos situamos en los Locos Años '20, la
bolsa de Nueva York aún no ha hecho crack y los espectáculos de
masas empiezan a proliferar por todo el mundo. Lacoste fue una de las
primeras estrellas del deporte.
René no
estaba dotado de un talento especial para el deporte el suyo fue el
triunfo de la inteligencia, la constancia, el esfuerzo, el trabajo y
el afán de superación. Sus entrenamientos, a diferencia de los
otros tenistas de su época, era integral, e incluía la gimnasia y
la preparación física.
Lacoste fue
una de las grandes figuras del deporte europeo en el período de
Entreguerras, y entre los años 1926 y 1927 estuvo considerado, sino
el mejor de forma exclusiva y absoluta, el mejor tenista del momento.
René formó parte de la exitosa generación de tenistas franceses
conocida como los Mosqueteros, junto a Henri Cochet, Jean Borotra y
Jacques Brugnon, el equipo francés de Copa Davis que levantó seis
ensaladeras de manera consecutiva. Lacoste disputó dos de aquellas
finales (1927 y 1928). Su palmarés lo completa con tres títulos de
Roland Garrós, dos de Wimbledon y otros dos del US Open.
René Lacoste
fue apodado el Cocodrilo por un periodista estadounidense, debido a
su tenacidad en la cancha. Y el cocodrilo se convirtió en su símbolo
identificativo. Entrenaba con gran dedicación, sin descanso, para
mejorar la concentración y sus prestaciones en el juego. René es un
revolucionario, y diseña ropa cómoda que se adapte al deportista (y
no al revés). Acortó las mangas de la camiseta tradicional del
tenista, con la idea de hacerla más cómoda para la práctica del
deporte. Acababa de diseñar el polo. El famoso cocodrilo nace en
1927, de la mano del estilista Robert George, que lo borda en la
camiseta de Lacoste.
El siguiente
paso fue convencer a amigos y conocidos para que usen sus diseños,
sus polos, en las competiciones internacionales. Los cimientos de la
marca deportiva estaban echadas. Mas la creatividad de Lacoste no se
detuvo aquí, además de escribir un libro, Tennis, donde explicaba
su método de entrenamiento, inventó la máquina que disparaba
pelotas para que el tenista pudiera entrenar en solitario.
Intuición,
creatividad, concentración y capacidad de trabajo, son las
cualidades que convirtieron a Lacoste en un campeón en la cancha y
en un innovador fuera de ella. En la actualidad es imposible concebir
la práctica deportiva al margen de zapatillas, camisetas y demás
equipamento. Lacoste fue un visionario que ya intuyó todo esto hace
una centuria.
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