viernes, 13 de septiembre de 2019

NICOLAE ALEXANDRU, VOIVODA DE VALAQUIA.




La configuración de un estado suele ser un proceso lento que se prolonga varias décadas en el tiempo. Es el fruto de la acción conjunta y continuada de hombres y mujeres, desde el más humilde campesino a los patriarcas de los clanes más poderosos. Basarab I consiguió en el campo de batalla la independencia política de Valaquia con respecto al Reino de Hungría. Su hijo Nicolae Alexandru continuó esta tarea utilizando para ello, la religión y la diplomacia. El uno uso la cruz, el otro la espada.

A mediados del siglo XIV la iglesia de Valaquia dependía de la sede de Tárnovo en Bulgaria, que mantenía buenas relaciones con Roma. Con el objetivo de sacudirse el dominio y la influencia de la católica Hungría, Nicolae Alexandru se dirigió al patriarca de Constantinopla, la otra fuente de legitimidad política y religiosa de la época junto al Santo Padre de Roma, para solicitarle el título de voivoda (príncipe) autónomo.

Tras mucho meditar, en el año 1359 el Patriarca aceptó el ruego del noble valaco y además consintió en el establecimiento de una sede metropolitana ortodoxa en el principado. Este paso fue decisivo en el proceso de abandono de la soberanía húngara y la afirmación de la independencia efectiva de Valaquia.

La nueva sede se ubicó en la capital (o corte) del voivodato, la bella Curtea de Arges, próxima al palacio del príncipe. De esta manera Nicolae Alexandru se convierte en soberano por la Gracia y de Dios y ungido en solemne ceremonia por el señor. Valaquia entraba definitivamente en la esfera de la Cristiandad Oriental, alejándose un poco más de Roma.

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