Entre las marismas del Rosellón y el Mediterráneo se ubica el Castillo de Salses, construido por orden de Fernando el Católico con el objetivo de vigilar y controlar la frontera entre España y Francia. La fortaleza contaba con una guarnición que podía llegar a los 1.500 hombres en caso de extrema necesidad y cien caballos.
Obra del constructor castellano Ramiro López, que dotó al baluarte de un novedoso sistema contraminas, es un bello (y único) ejemplo de transición entre el castillo medieval y la nueva fortaleza de la Edad Moderna.
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