martes, 10 de junio de 2014

LA CORONACIÓN DE CARLOMAGNO



Aprovechando sus intervenciones militares en el Norte de Italia, Carlomagno fue fortaleciendo sus relaciones con el Papa. León III mantenía su mitra gracias a que el propio Carlomagno lo había protegido no sólo ante los ataques lombardos, sino también ante ciertos sectores de Roma que no le aceptaban como Papa. Esta buena sintonía entre ambos poderes se materializó el día de Navidad del año 800, cuando el rey de los francos fue coronado Emperador por el Sumo Pontífice. 

La ceremonia de coronación la conocemos gracias a la crónica de Eginhardo, uno de los máximos representantes de la Escuela Palatina de Aquisgrán. Siguiendo lo escrito por Eginhardo, el rey se encontraba en Roma, en la Basílica escuchando la misa de Navidad. Y para no desperdiciar una marco inmejorable, el papa procedió a coronar a Carlomagno como emperador. Una vez le ha otorgado el título imperial, el pueblo aplaude y aclama a Carlomagno. Finalmente el Papa reconoce a Carlomagno  restaurador del Imperio Romano de Occidente. A partir de este momento se va a intensificar un conflicto entre ambos poderes; el espiritual y el temporal, que en la Plena Edad Media explotaría en la Querella de las Investiduras. 

Durante toda la Edad Media va a existir la siguiente percepción del poder; la idea de Dominiun (poder) le corresponde a Dios, y cualquiera que discuta esto, será declarado hereje. Lo que si se va a discutir, y mucho, es quién tiene la primacía del poder en la tierra; el poder espiritual, ostentando por la iglesia (Papas, Obispos, Abades) o el poder temporal, que lo ostentan reyes, grandes señores y/o el emperador (cuando lo hay). 

Las discrepancias que surgen desde finales del siglo V giran en torno a quién tiene la supremacía, y lo que ocurre en el año 800, aclaraba de alguna forma ese problema; el Papa León III al coronar a Carlomagno, se sitúa por encima del Emperador, ya que era él, a través de Dios, el que otorga el poder temporal. 

Y según cuentan las crónicas, Carlomagno salió disgustado de esa ceremonia por que él y su entorno consideraban lo contrario, es decir, que su poder, el temporal, estaba por encima del espiritual. En definitiva, la Corona era superior a la Mitra. 


Mil años después Napoleón Bonaparte no quiso repetir el "error" de Carlomagno, y en Notre Dame de París, y a pesar de la bendición del papa Pío VII, el general corso se autocoronó emperador. 

De cualquier manera, en el año 800 vuelve a surgir en Occidente la figura de un emperador. Y en el año 812, Miguel I, por entonces emperador de Bizancio, reconocen la legitimidad de Carlomagno como emperador. 

En el interior del propio Imperio Carolingio, y por parte del círculo de intelectuales que rodean a Carlomagno, se empieza a crear y a dar forma a un concepto que posteriormente tendrá gran trascendencia la "Renovatio Imperii romanorum". La idea era que con la coronación del año 800 se iba a recuperar el Imperio Romano de Occidente. Eso implicaba que se equiparaba la figura de Carlomagno con las figuras de antiguos emperadores romanos, y al mismo tiempo lo que se hacía era recuperar esa unión entre Imperio Romano y Cristianismo. 

A pesar de la idea de recuperación del Imperio Romano, el Imperio de Carlomagno fue más germánico que romano. El nuevo Imperio Carolingio se vertebra hacia el Norte, mientras que el romano se vertebraba hacia el Sur, hacia el Mediterráneo. 

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