Ljubljana, pequeña y tranquila capital moderna que ha sabido conservar la belleza clásica de sus puentes, sus calles y sus edificios, no hay ruidos, la gente no grita, ni estrés, ni ajetreo, una parada idílica, un lugar alejado del mundo, para relajarse, para vivir un maravilloso día estival, es si duda, una de las ciudades más bellas de la Vieja Europa.
El origen del asentamiento también es muy, muy antiguo. Hacia el año 2.000 a.C. los habitantes de la zona de marismas, donde se asentaría Ljubljana, moraban en viviendas sobre pilotes de madera, conocidas como palafitos, y que son muy frecuentas en toda la zona alpina. Practicaban la agricultura primitiva, la caza y la pesca. La región conoció la llegada de los vénetos, posteriormente los ilirios de la tribu de los yápodres, los celtas tauriscos, y hacia el cambio de era los romanos.
Museo Nacional de Eslovenia http://www.nms.si/
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