Cacabelo es otra de esas pequeñas
localidades del Bierzo leonés, cuya historia aparece siempre
vinculada al Camino de Santiago. En el siglo X se menciona por vez
primera, en la donación que Bermudo II hace al monasterio de
Carracedo. Poco después, en 1108, el arzobispo de Santiago, Diego
Gelmírez erige la Iglesia de Santa María, que aún conserva su
ábside románico, además de reconstruir la localidad tras ser destruida por Almanzor. La villa fue prosperando gracias a su riqueza
agrícola, el comercio de peregrinos y los pobladores francos.
Parece que entramos en un western americano |
Un motivo más para su crecimiento y
desarrollo fue la concesión de una feria anual, de quince días de
duración, por parte del rey Sancho IV en 1291, que se celebraban en
las fiestas de la Cruz de Mayo.
Capilla de San Roque, reconstruida a finales del siglo XVI, con la incuestionable vieira femenina.
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