viernes, 31 de enero de 2025

REGRESO A LOS TORUÑOS.

 


El río San Pedro, la Algaida y los Toruños, un eje triple que vertebró en su momento, parte de mi agitada adolescencia. Tardes de playa y balón en la arena, risas y broncas, lugar para la ensoñación y la evasión. Por estos caminos entre pinares anduve muchas veces al encuentro de la Soledad. Hoy vengo a reencontrarme con mi yo del pasado, aquel que siendo niño soñó (despierto) en convertirse en naturalista. En la actualidad, aunque no lo sea ni por profesión, ni por formación académica, me considero un interesante proyecto (siempre inconcluso) de apasionado y estudioso de la Naturaleza (incluida la humana). El viento fresco de la bahía me transporta hasta aquellos días en los que no era capaz de vislumbrar mi futuro.

(Lunes, 15 de junio de 2020).

LAGUNA DE PÉTROLA.

 



Saladares y humedales manchegos. Tarde ventosa y espuma, me parece situarme frente al mar, al mismo Mediterráneo, ventoso y espumoso. Un refugio perfecto para la avifauna de las latitudes templadas. Unas viven aquí, otras están de paso. Y algunas otras pasan la temporada invernal en estas tierras.




Los jóvenes flamencos ensayan sus técnicas de vuelo ante la atenta mirada de los padres. 




El aguilucho lagunero surca los cielos, desafía los vientos y planea en busca de sustento.




Fochas, zampullines, ánades reales y cucharas. Y aunque esperamos hasta el anochecer, ateridos de frío, las grullas no aparecieron. Otra vez será.




El camino desde la autovía (Estación de Chinchilla de Montearagaón) hasta aquí es precioso, de enorme riqueza paisajística, con sembrados, encinares, carrizos, humedales y cañaverales. El enclave de la laguna de Pétrola (provincia de Albacete, cuenca hidrográfica del río Segura), una pequeña maravilla que hace las delicias de senderistas, ornitólogos y amantes de la Naturaleza en general.




GALLIPIENZO VIEJO, EL SUEÑO DE TERRY GILLIAN.




Más de tres décadas pasó el cineasta Terry Gillian sieguiendo la estela de Don Quijote, pero no encontró al Caballero de la Triste Figura en la Mancha, sino en un pueblo medieval navarro llamado Gallipienzo.




Una pequeña joya que aúna por igual naturaleza y arquitectura tradicional. Unas espectaculares vistas y una observatorio de aves que se eleva por encima del río Aragón. En estos días los buitres leonados se han convertido en inseparables compañeros de viaje. Lo mejor de todo, el silencio, únicamente roto por el trino de las aves canoras.



De la imaginación y la creatividad del escritor, a la novela, y de la novela al cine. Javier, el zapatero convertido en Don Quijote, que encuentra Terry Gillian, nació, creció y aprendió el oficio en Gallipienzo Viejo. Aunque el ex Monty Python rebautizó como “Sueño”.




En los orígenes del Reino de Navarra, Gallipienzo se convirtió en una atalaya defensiva. En los primeros tiempos frente a las algaradas musulmanas y más tarde frente al vecino aragonés. La villa contaba con un castillo para la defensa de la frontera, unido a la iglesia de San Salvador.




Un precioso pueblo encaramado en un risco que se yergue en la frontera entre los viejos reinos de Aragón y de Navarra. Un perfecto nido para rapaces, donde el buitre es el señor absoluto.






Los viejos edificios callan, y nada cuentan del paso del cineasta, y del equipo de rodaje por sus calles. Atravesar las Bárdenas, dormí en Carcastillo, y una calurosa mañana de domingo llegar a Gallipienzo siguiendo la sombra del Ingenioso hidalgo manchego. Más allá del Sueño cinematográfico Gallipienzo Viejo es un maravilloso enclave que te permite viajar en el tiempo.

jueves, 30 de enero de 2025

CARCASTILLO, PUERTA DE LAS BÁRDENAS REALES.

 



Carcastillo, en la merindad navarra de Tudela, es una de las entradas a las Bárdenas Reales en su parte más septentrional. A medio día, con el Sol brillando en lo más alto del firmamento, los buitres leonados, sobrevuelan la pequeña localidad.




La población de Carcastillo vincula su historia al cercano monasterio cisterciense de La Oliva. Los monjes llegaron hasta las Bárdenas buscando el Silencio.




Carcastillo, acostumbrada desde siempre, a la visita de los pastores trashumantes que llegaban desde las altas cimas de los Pirineos, ahora recibe a todo aquel que se aventure en el inhóspito y sobrecogedor desierto de las Bárdenas.




miércoles, 29 de enero de 2025

ROXÍN ROXAL Y EL PONTE DO PORCO.

 



Los peregrinos que siguen el Camino de los ingleses, en el tramo que une Pontedeume y Betanzos, saliendo de Miño cruzan el río Lambre utilizando un puente medieval del siglo XIV. Si prestan atención pueden oír la trágica leyenda que el puente quiere narrarles.


Corrían los tiempos en que Nuno Freire de Andrade “O Mao” era serñor de los Andrade, alló por el siglo XIV. A su servicio se encontraba Roxín Roxal, un doncel de noble corazón, que cosas de la vida se enamoró de su única hija, Tareixa.


El señor de los Andrade, como noble que era, había concertado el matromonio de su hija con Henrique Osorio. El amor entre Roxín y Tareixa crecía día a día, pero la tristeza por la imposible relación se apoderó del corazón del doncel. Entonces Nuno decidió desterrar al fiel doncel, haciéndole entrega de una bolsa con dinero y una bonita daga de oro, para que el muchacho empezase una nueva vida en otro lugar.


Los días fueron pasando, se celebró la boda y Nuno continuó gobernando su señorío. De Roxín nadie sabe nada. La estabilidad fue rota por un enorme jabalí que causaba estragos en los dominios del señor de los Andrade. Molesto por las quejas de los campesinos y los destrozos en los campos de labor, Nuno organizó una partida de caz, de la que formaban parte su yerno, y su hija, una experimentada amazona.


Quiso la Providencia que fuese la presa la que localizara a los cazadores. El enorme jabalí los acorraló en el puente del río Lambre, y Henrique de Osorio, al ver a la enfurecida bestia, en vez de arrojarle un venable, presa del pánico, saltó al río desde el pretil del puente, dejando a Tareixa sin posibilidad de reacción. El animal salvaje arremetió contra la muchacha, y en un instante, le arrebató la vida.





La tristeza lo envolvía todo, Henrique de Onorio, avergonzado por su cobardía, abandonó las tierras de los Andrade, y Nuno, desolado, era consumido por la melancolía. Una mañana, en el mismo lugar donde se había producido la tragedia, volvió a aparecer la bestia, esta vez con una daga de oro clavada en el corazón. Nuno comprendió, demasiado tarde, que con Roxín Roxal a su lado, su querida hija Tareixa, aún seguiría con vida. Desde entonces, este lugar recibió el nombre de Ponte do Porco.





La leyenda pasó de generación en generación a través de la tradición oral y sirvió de inspiración a literatos como Benito Vicetto, que escribió las aventuras de un Roxín Roxal, que termina coronado rey de Galicia.


QUINTANILLA ESCALADA.

 




Abandonamos Escalada y caminamos un kilómetro y medio por la orilla del Ebro para llegar a Quintanilla-Escalda. Era la hora del almuerzo y pude degustar un plato guisado de papas con níscalos. De los mejores guisos que he probado.





El origen de Quintanilla-Escalada (y las vecinas Escalda y Orbaneja) hay que situarlo en la fundación de Burgos, y la creación de alfoces dependientes de la ciudad. Estos alfoces eran fundamentales a la hora de consolidar el territorio y defenderlo cuando fuese necesario.








El alfoz conocido como Honor de Sedano, y documentado como Siero en 945, controlaba el valle inferior del Rudrón, el del río Moradillo y el curso del Ebro entre Pesquera hasta más allá de Orbaneja. El páramo de Masa era su límite por el sur.




ESCALADA

 



Realizamos una inmersión en el bosque otoñal, que aguarda la llegada del frío, las nieves y las ventiscas, y tras conversar con los árboles nos encaminamos hacia Escalada, pueblo vecino de Orbaneja del Castillo, al norte de la provincia de Burgos.



Aquí el río fluye plácidamente una vez que dejó atrás el profundo cañón.






Un ambiente de color y felicidad se respira gracias a los simpáticos y coloridos adornos que alegran la vista a vecinos y visitantes.




Al igual que Orbaneja, Escalada pertenece al Valle de Sedano y también fue fundada en la Alta Edad Media, época en que basaba su economía, como toda la zona, en el sector primario.


martes, 28 de enero de 2025

JEAN LE BEL.




Un hombre de pluma y de espada. Nacido en Lieja, fue clérigo y hombre de armas, además de cronista de la Guerra de los Cien Años. Su obra recoge la primera parte del largo conflicto que enfrentó a ingleses y franceses, especializándose en narrar las grandes hazañas bélicas. Jean Froissart, el cronista por excelencia de la Baja Edad Media, se proclama continuador de la obra de Jean Le Bel, considerado el precursor de la historia caballeresca que tanto éxito tendrá en los siglos finales del Medievo.

IZOLA.




Hubo un tiempo, no tan lejano en realidad, en que Austria ( el inolvidable Imperio Austrohúngaro) tenía su propia Riviera. La pequeña Izola, en el litoral esloveno, formaba parte de ella. Fueron los orígenes del turismo. Aunque aun solo lo disfrutaba una élite privilegiada.



Un símbolo de Eslovenia (el rebeco) y una de las cervezas más consumidas en el país. Ideal para combatir el calor sofocante de la costa durante el verano.




Como su propio nombre indica, la ciudad en origen fue una isla, dominada durante gran parte de su historia por la República de Venecia. La arquitectura y la fisionomía urbana son un bello recuerdo de la época en que Izola era veneciana.



Durante el siglo XIX Austria también podía bañarse en el mar Mediterráneo. Cuando la República de Venecia sucumbió parte del litoral adriático fue incorporado a los dominios del emperador austrohúngaro.



Después de la Segunda Guerra Mundial Izola se incluyó en la Zona B del Territorio Libre de Trieste controlada por el ejército nacional yugoslavo. Sin la belleza monumental de las vecinas Piran o Koper, Izola es más agradable y sosegada.




Pasear por Izola es encontrarte con la esencia mediterránea compartida por todas las tierras bañadas por el mar.




La vida a través de los ojos del artista de Izola Milan Obradovic Karp. El ambiente tabernario, los gatos y las mujeres voluptuosas son constantes y muchas de sus obras.

lunes, 27 de enero de 2025

ORBANEJA DEL CASTILLO.

 


La cascada, que surge de las mismas entrañas del caserío, hace de Orbaneja del Castillo uno de los pueblos más visitados de la provincia de Burgos.





Los gigantes que habitaron el mundo en el principio de los tiempos tallaron estas enormes rocas, para permitir el paso de las aguas del río Ebro. Desde los imponentes riscos el buitre leonado observa atentamente todo lo que sucede aquí abajo. 




En el corazón de la villa observamos el roquedo, que se transforma en una fabulosa muralla defendida por las típicas almenas y los poderosos merlones.




La tundra ártica en medio de Burgos.


Nos situamos en el Valle de Sedano, un municipio que pertenece a la comarca burgalesa de Páramos, una tierra yerma y rasa de inviernos duros y prolongados. Algunos tramos que hemos atravesado con el coche para llegar aquí recuerdan con viveza a la tundra de Noruega. Lo más destacado de este Valle de Sedano es precisamente el cañón esculpido por el Ebro, que se abre a los pies de Orbaneja. El cañón del Ebro forma parte del Parque Natural de Hoces del Alto Ebro y Rudrón.





Igual que los animales construyen nidos y madrigueras, las persona han construido maravillosos pueblos como este, perfectamente mimetizado con el entorno natural. El agua está presente en cualquier rincón de Orbaneja, y junto a las cuevas del origen kárstico, son sus señas de identidad.




La toba es una roca formada por procesos kársticos muy abundante en esta zona. Su fácil manipulación y la sencillez de su extracción han hecho de ella una roca muy utilizada como material de construcción en muros, arcos y bóvedas. Los lugareños levantaron sus casas y empedraron las calles con la toba. La madera para solanas y entramados complementa a la piedra.





Entre los edificios más destacados se encuentra la Casa de los Canes del siglo XIV. Su nombre procede de los canecillos románicos reutilizados en su alero.





La casa fuerte que se yergue, noble y altiva, en un espigón rocoso que domina la Plaza Mayor es otra de las construcciones que llaman la atención de los visitantes.




Salvo por las tiendas de recuerdo y los abundantes bares y restaurantes, en Orbaneja del Castillo el tiempo se detuvo. Especialmente durante las primeras horas de la mañana. Solo se ponen en marcha cuando es tomada al asalto por turistas y senderistas. Una forma como otra cualquiera de sobrevivir.




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