lunes, 7 de junio de 2021

SAN JUAN DE ORTEGA.

 


En un recóndito lugar de los Montes de Oca, llegó buscando refugio Juan de Ortega. Y no se me ocurre un lugar mejor. Su cuerpo descansa bajo esta tierra.

Se ha dicho que San Juan de Ortega no cabe en una expresión. Y no faltan razones. Es nombre de un santo, de un santuario y de un pueblo. Es real monasterio, hospederia jacobera y foco artístico. Y es, sobre todo, hito vivo en el Camino de Santiago, a quien va univo de forma entrañable e inseparable. San Juan de Ortega irradia caracteres de universalidad y personalidad propia.

Braulio Valdivieso Ausín.

San Juan de Orega. Una vida al servicio de los peregrinos.

Revista Peregrino. Nº 0. Segunda Época.




Este bucólico enclave constituye el límite del sistema montañoso y es una de las villas con mayor fama hospitalera desde el día en que fue fundada por el santo que le da nombre. Lo que en época de Aymeric Picaud fuera un importante priorato y hospital cisterciense fundado en el siglo XII es en la actualidad una pequeña población que cuenta con apenas 26 habitantes.



Hasta aquí llegaron discípulos y seguidores de Juan de Ortega para colaborar con él en la asistencia y el cuidado de los peregrinos.


Evidentemente, aunque multiplicaba su celo, no podía atender personalmente las muchas necesidades de los peregrinos. Con este fin buscó ayuda entre las muchas personas que acudieron a Ortega para imitarle y ponerse bajo su dirección. Nos dicen que “vivían con él en esta soledad, hospedando a los peregrinos que iban a Santiago”; e igualmente se nos asegura que “fue Padre y Fundador de Religiosos Hospitalarios”.

A los numerosos discípulos que le seguían los dividía en tres grupos: “unos los empleaba en los hospitales para servicio de los peregrinos, a otros en las fábricas de los puentes y allanar los caminos y, en fin, a otros, de más elevado espíritu, los ocupaba en las soledades y desiertos”. El mismo Santo, pues, escoge las personas que se dedicarán al servicio de los peregrinos. Estos serán los Canónigos Regulares que durante siglos atenderán a los romeros en la Casa de Ortega. Fray Simón de Santamaría, biógrafo del Santo, lo dice muy claro: “el instituto peculiar de nuestro Santo era para hospedar a los peregrinos que de toda cristiandas concurrían a visitar el Cuerpo de Santiago”.

Braulio Valdivieso Ausín.

Hospital y Hospitalidad en San Juan de Ortega.

Revista Peregrino Nº 42.


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