Entre Hontanas y Castrojeriz, emplazado en el Camino de Santiago, aparecen las ruinas del Convento de San Antón. Impresionantes ruinas góticas de la orden de los Antonianos, fue fundado en el siglo XII bajo el patrocinio del rey Alfonso VII como hospital. En pie queda una portada gótica y los ventanales ojivales de su iglesia.
Las piedras hablan, te cuentan su historia, sólo hay que prestar atención y saber escuchar. Nos encontramos en la Antigua Preceptoria General de los Antonianos en España, Orden dedicada a la atención de los peregrinos y a curar el mal del fuego o ergotismo, una enfermedad causada por el cornezuelo que contamina el centeno, y en menor medida la avena, el trigo y la cebada, y que se extendió durante la Edad Media. Los peregrinos eran bien recibidos y curados, y antes de marchar se les imponía la Tau como signo de protección en los males del camino.
Desparecida la Orden en 1787, parte de sus bienes pasaron a la colegiata y con la desamortización de Mendizábal en 1835, el resto pasó a manos privadas. En el año 2002 se abrió aquí un refugio para peregrinos.
Entre los muros medio derruidos, de un antiguo convento medieval, tiene su sede uno de los albergues modestos y humildes, pero llenos de encanto. Estas paredes siguen cumpliendo la función para la que fueron levantadas, dar cobijo al caminante. Un lugar de ensueño que te transporta a un tiempo pasado.
Más allá de Burgos, ya en plena meseta castellana los peregrinos eran acogidos en una serie de hospitales y casas que pertenecían a la Orden antoniana que dos kilómetros antes de llegar a Castrojerriz tenía su centro en el gran convento de San Antón. Fundado por Alfonso VII en 1146, quedó en propiedad de la Orden hasta su supresión deseada por Carlos III en 1789 y que se ejecutó en 1791. Las grandes ruinas góticas testifican todavía la importancia del convento regido en el momento de la extinción por un Rector, por doce frailes y centro de vastas posesiones en toda la zona.
Singular es la descripción que hace un peregrino francés que pasa por allí a comienzos del siglo XVIII: "Es un hospital para peregrinos —dice— los frailes llevan una tao roja en el traje y, al mínimo fastidio, cortan brazos y piernas y las cuelgan en la puerta del hospital."
LA ORDEN DE MALTA EN EL CAMINO DE SANTIAGO
Profesor Paolo G. Caucci
Presidente del Centro Italiano di Studi Compostellani.
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