Enclavada en el cerro de
la Muela, el lugar donde en 875 Ibn Marwan fundó el asentamiento de
Batallyos, la alcazaba de Badajoz es uno de los recintos militares
más amplios de España. 80.000 metros cuadrados jalonados de torres
albarranas, almenas y puertas.
La puerta del capitel es
una de las tres que perviven de época islámica. Era la principal
vía de comunicación entre la medina y la fortaleza.
El adarve amurallado es
lo mejor conservado del recinto. En su interior llegaron a existir
tres mezquitas, convertidas después en iglesias, y varios palacios.
Entre los restos también podemos destacar la primitiva catedral
cristiana construida en el siglo XIII.
El cuartel de San Pedro,
que funcionó como tal desde 1640, fue en origen un palacio
bajomedieval que pertenecía a los Duques de Feria. Actualmente es la
sede del Museo Arqueológico Provincial.
La fortificación que
hoy podemos ver fue erigida por el rey almohade Abu Yaqub Yusuf sobre
la cerca defensiva construída por el fundador Ibn Marwan. El
objetivo de Yusuf era fortificar el cerro de la Muela, también
conocido como Cabezo de Monturio, que controla el río Guadiana y
vigila de cerca la frontera con Portugal.
La Torre de la Horca se
denomina así por la creencia popular de que era utilizada para
ejecutar las penas de muerte mediante el ahorcamiento.
La Torre de la Atalaya o
Espantaperros, la más llamativa de las torres albarranas de la
fortaleza pacense. Treinta metros de altura desde donde divisar
decenas de kilómetros a la redonda. Planta octogonal, construida en
argamasa y tapial.
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