Imagen cortesía de Koprolitos (y Zoobooks). |
El elefante es una de las
criaturas más fascinantes de la Naturaleza, su extraño aspecto con
esa trompa, un apéndice multifunción que nace de la prolongación
de la nariz y el labio superior, su descomunal tamaño que no impide
cierta elegancia, su sobredimensionada inteligencia y su carácter
sociable, levanta pasiones entre los más pequeños (y lo que ya no
lo somos tantos) y sigue maravillando a cualquiera aprecie la vida en
su sentido más amplio. En definitiva un animal que ocupa un lugar
destacado en el imaginario colectivo, simbólico y totémico de la
Humanidad.
Nuestros tatarabuelos,
aquellos que bajaron de los árboles, abandonaron los húmedos
bosques y se adentraron en la cálida sabana, estrecharon lazos
familiares y desarrollaron (aún más) las habilidades sociales
innatas de nuestra especie realizando actividades colectivas como la
caza de grandes piezas, entre las cuales debía destacar el imponente
elefante africano.
Durante siglos una de
las grandes estrellas de circos, zoológicos y parques naturales, el
elefante, como cualquier ser vivo, tiene una árbol genealógico que
se remonta millones de años en el tiempo. En este caso para conocer
a los abuelos y bisabuelos del elefante deberemos acercanos a una
biblioteca, navegar por la red y a ser posible visitar algún Museo
de Historia Natural. (Los de Londres y Viena pueden ser dos
magníficas opciones).
En la actualidad existen
dos especies de elefantes, la asiática (Elephas maximus) y la
africana (Loxodonda africana) ambas en peligro de extinción y
ambas pertenecientes al orden de los proboscídeos, es decid, a los
"animales con trompa". Entre sus antepasados, más o menos
lejanos, podemos recordar los siguientes, algunos de ellos muy
diferentes entre sí.
Moeritherium es el más
lejano antepasado conocido del elefante y vivió hace unos 35
millones de años. Fue hallado en Egipto, en el lago Moeris, de ahí
su nombre. Tenía el tamaño de un cerdo, y su nariz era más
parecida a la de un tapir que a la de un elefante. Sus colmillos eran
de pequeño tamaño, e incluso inexistentes.
El "diente de pala"
o Platybelodon, descubierto en Rusia, vivió hace unos 15 millones de
años y disponía de cuatro colmillos. Los dos inferiores en forma de
pala.
Stegodon, de la época del Platybelodon, vivía en el subcontinente indio. Presentaba
algunas similitudes con el elefante actual: largos colmillos,
robustas extremidades y dientes estriados.
Gomphotherium, un poco
más reciente, se desarrolló entre 10 y 5 millones de años atrás.
Sus fósiles fueron hallados en Europa, Asia, África y América, y
como el Platybelodon presentaba cuatro colmillos en vez de los dos
habituales en los elefantes actuales.
Dinotherium evolucionó
durante el Plioceno, hace unos 5 millones de años. Era de grandes
dimensiones, y su nombre significa "bestia terrible". Este
animal parecido al elefante, pero con una trompa más corta y los
colmillos curvados hacia abajo, fue descubierto en Rumanía.
Cráneo de Dinotherium expuesto en el Museo de Historia Natural de Londres.
Reconstrucción del animalillo en el mismo museo.
Esqueleto y detalle de cráneo de Prodeinotherium bavaricum, en el Museo de Historia Natural de Viena.
El mamut es la estrella
de los antepasados del elefante y fue descubierto (más bien
redescubierto, pues el hombre prehistórico ya lo conocía) por vez
primera en Siberia. Animal totémico y pieza de caza suprema para
nuestros antepasados. Quizá la pasión por los miembros de la
familia elefante se grabó en nuestros genes durante las gélidas
noches de la Edad del Hielo, cuando hombres, mujeres y niños,
alrededor de la hoguera devoraban carne de mamut y contaban historias
de cazadores y presas.
A lo largo del Paleolítico Superior se extendió por toda Europa, incluida nuestra península Ibérica. Su desaparición fue progresiva desde hace unos 12.000 años, hasta que los últimos supervivientes quedaron aislados en la tundra y estepas de Siberia.
Su tamaño era similar
al de un elefante africano adulto, con una enorme cabeza, unos
colmillos muy largos y curvados, orejas pequeñas y una giba de grasa
en la espalda.
Esqueleto y maqueta de un mamut. Museo Nacional de Eslovenia.
Cabaña a base de huesos y pieles de mamut. Museo Historia Natural de Viena.
El mamut lanudo tenía una tupida capa de pelo hirsuto apropiada para protegerse de las bajas temperaturas de la Edad de Hielo. Los últimos ejemplares de este linaje vivieron en las heladas tundras siberianas hasta hace uno 3600 años.
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