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jueves, 10 de mayo de 2018

TRIÁSICO, UNA NUEVA ECLOSIÓN DE VIDA.



El Triásico es el nombre de la primera etapa de la Era Mesozoica y fue un período de recolonización del Planeta Tierra, después de la gran extinción del Pérmico que puso punto y final (definitivo) a la Era Paleozoica. Su principio – 251 m.a. - y su final – 199 m.a. - vienen marcado por sendos eventos de extinción a gran escala.


Geológicamente el Triásico se caracterizó por la existencia del supercontinente Pangea que aglutinaba prácticamente a la totalidad de las tierras emergidas, aunque al final del período se inicia el proceso de fragmentación. El clima fue generalmente seco, no se tiene constancia de glaciaciones y el enorme tamaño de Pangea provocó temperaturas de marcado carácter continental, con veranos muy caluroso e inviernos extremadamente fríos.


Durante el Triásico convivieron grupos de seres vivos que habían conseguido sobrevivir al holocausto pérmico, como helechos, gimnospermas primitivas y algún que otro reptil, con nuevos grupos biológicos como coníferas y dinosaurios. De este último grupo – las nuevas especies – algunas no consiguieron superar la extinción con que finalizó el período, mientras que otras prolongaron su existencia a lo largo de todo el Mesozoico.


En los exhuberantes ecosistemas terrestres que se desarrollaron a lo largo del Triásico, comienzan su dominio los reptiles, pero no solo los dinosaurios, sino también especies voladoras como los pterosaurios. Y en este período también aparecen los antepasados de los mamíferos, aunque sabemos muy poco de su fisiología.


Entre los resistentes invertebrados, los insectos, auténticos supervivientes natos, estaban representados por la primera especia capaz de experimentar una metamorfosis completa, pasando por tres fases: larva, pupa y adulto.


En los Océanos vivieron los primeros reptiles marinos de gran tamaño y fueron especialmente abundantes los moluscos cefalópodos ammonites, característicos de todo el Mesozoico.


A finales del Triásico, una gran extinción borró del planeta al 75% de las especies invertebradas. Una nueva catástrofe que traerá consigo un nuevo cambio de época, el Jurásico.


jueves, 3 de mayo de 2018

PÉRMICO, REPTILES Y PANGEA.



Las masas continentales se reúnen en el mismo lugar para formar el supercontinente Pangea, unos pequeños reptiles comienzan a prepararse para convertirse en los enormes dinosaurios (que en un futuro proliferarían en todos los ecosistemas del planeta), mientras que otros animalitos de sangre caliente, predecesores de los mamíferos, comienzan a dar sus primeros pasitos. Todo esto aconteció durante el período Pérmico.


El Pérmico (290 – 250 millones de años) es el último período de la Era Paleozoica y su nomenclatura guarda relación con una región rusa llamada Perm, lugar donde se acumula gran cantidad de materiales de esta época.


A la altura de la línea ecuatorial se acumulan la mayoría de las masas terrestres, y tras la colisión de Gondwana con las tierras del Norte surgió el supercontinente Pangea. Esta etapa, desde un punto de vista geológico, se caracterizó por una agitación generalizada de la corteza, emergiendo continentes de debajo de los mares poco profundos del Carbonífero, la elevación de sistemas montañosos, como Apalaches y Urales, y la formación del futuro mar de Thetys.

A comienzos del Pérmico la tierra estaba saliendo de una era glaciar y hacia mitad del periodo las temperaturas se hicieron más cálidas, y el interior de los continentes se volvió más seco, desarrollándose un clima de tipo continental.

En los primeros momentos del Pérmico continua dominando la flora del Carbonífero (período precedente) pero las condiciones climáticas secas y cálidas favorecieron a las gimnospermas frente a las plantas de esporas como los helechos. A mediados del periodo surgen lasa primeras plantas modernas; ginkgos, coníferas y cicadáceas.


En este acogedor ambiente vegetal los animales continúan creciendo y multiplicándose. Se produce la rápida evolución y expansión de los reptiles que se estaban preparando para dar el gran salto en el Mesozoico, transformándose en los grandes dinosaurios. En los depósitos marinos abundan moluscos, equinodermos y los ammonites, ampliamente distribuidos, serán utilizados como fósiles guías del Pérmico. Aparecen nuevos grupos de insectos – coleópteros y dípteros – los anfibios campan a sus anchas mientras surgen los ancestros más antiguos de los mamíferos.


Al final del Pérmico se desencadenará una catástrofe que provocó la mayor extinción en la historia del planeta, se calcula que desaparecieron más del 90% de las especies conocidas. Esta hecatombe biológica supuso la desaparición de la gran mayoría de los invertebrados marinos, incluidos los entrañables trilobites. En tierra firme consiguieron sobrevivir algunos grupos de helechos, aunque nunca volvieron a dominar los ecosistemas (como habían conseguido durante el Carbonífero). Se extinguieron, además, algunos grupos de anfibios y reptiles, demasiado frágiles para superar cambios traumáticos.

Con la extinción masiva del Pérmico cae definitivamente el telón del Paleozoico. Un nuevo tiempo estaba presto; el Mesozoico.


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