Los faraones del Imperio Medio volvieron a restablecer el maat, el orden cósmico, en el país del Nilo, después del caos del Primer Período Intermedio. Numerosos restos materiales nos ilustran las formas de vida de los egipcios de hace 4000 años.
Durante esta época se produjo la entrada pacífica de muchas tribus de beduinos asiáticos en la zona del Delta, los predecesores de los faraones hicsos. Estos beduinos viajaban acompañados por toda su familia. En los relieves y pinturas son reconocibles por sus vestimenta.
Las estatuas de los faraones de esta época que se han conservado muestran el rostro del soberano con mucho realismo. A los faraones de la dinastía XII se les representaba con grandes orejas, y en algunos casos, en diferentes momentos de su reinado. Es también frecuente que aparezcan con el pañuelo nemes y que se les representase como esfinge, símbolo solar de la realeza.
Las grandes obras de irrigación mediante canales en la zona de El Fayum permitieron ganar tierras al desierto. La religión vivió una especie de democratización del Más Allá, y el creciente ascenso del culto a Osiris; Busiries y Abido se convirtieron en centros de peregrinación.
Superada la larga confusión del Primer Período Intermedio, Egipto reaunudó las relaciones comerciales con el exterior. Los contactos con Creta fueron mútuos y fluidos (se han encontrado escarabeos egipcios en Creta y piezas minoicas en Egipto), con Siria prosiguió la exportación de joyas y la imprescindible importación de cedro y en la zona del Sinaí se reemprendieron los trabajos de explotación de turquesa.
La vida cotidiana transcurrió de forma (más o menos) apacible durante la época del Imperio Medio. En los primeros años hubo malas cosechas, se pasó hambre, pero gracias a la construcción de infraestructuras de irrigación en El Fayum, el alimento quedó asegurado. El cultivo de cereales seguía siendo el más importante, el excedente se almacenaba en los graneros reales, para compensar la cosecha del año siguiente. Los campesinos eran siervos y existen testimonios documentales de la huida de algunos de ellos para no tener que satisfacer las corbeas (trabajos) obligatorios que imponía el estado.
Con los cereales se elaboraba una masa que se utilizaba para la fabricación del pan y también de la cerveza. Estas tareas se realizaban en la casa. Estos cereales transformados, junto con legumbres y diferentes tipos de frutos constituían la dieta básica de los egipcios. Cabras y ovejas, y en menor medida el cerdo, eran los animales domésticos, a los que había que sumar las aves que se cazaban en las orillas del río. Estas carnes (y la leche) servían para complementar la dieta.
La mayoría de la población se dedicaba a las labores del campo, aunque existían otros oficios como el de carpintero, el tejedor o el carnicero, tal como podemos ver en las maquetas funerarias. La joyería alcanzó el punto culmintante hasta entonces y la literatura vivió un momento de gran esplendor con obras como la Historia de Sinuhé.
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