Una imagen muda atrapó
la tristeza en una lápida, el relieve funerario de Mnesarete (c. 380
a.C.), uno de los más bellos en su tipología, preside una de las
salas de la fantástica Gliptoteka de Munich.
La mujer difunta está
sentada delante de una niña doliente. El nombre “Mnesarete (hija)
de Sócrates” está grabado en el frontón. Debajo está la
dedicatoria funeraria: “Deja esposo, hermanas y hermanos, y para su
dolor de madre, así como su hijo y la gloria eterna de gran virtud.
Aquí, Mnesarete, que alcanzó la cumbre de toda virtud, se encuentra
ahora en la cámara de Perséfone”. Este pequeño poema elogia la
doble virtur de Mnesarete y tambuén haba de la Casa de Hades, donde
Hades y Perséfone moran y presiden el submundo, donde los muertos
finalizan su último viaje.
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