Conocido en las fuentes de la época como Regnum Albaniae, fue una pequeña entidad estatal situada en la actual Albania, fundado en 1271 por Carlos de Anjou, rey de Sicilia en los territorios bizantinos que había arrebatado al Despotado del Epiro.
En 1272 en la ciudad de Durrës, alrededor de la cual basculaba este reino, Carlos sumaba a sus otros títulos el de Rey de Albania. Los intentos de seguir expandiendo el reino a costa de Bizancio fueron un fracaso y las Vísperas Sicilianas (1282) socavaron la autoridad de los Anjou en Albania. A duras penas los angevinos siguieron presentes en la región, hasta que un noble albanés Karl Thopia , de ascendencia angevina, conquistó Durrës, y se proclamó nuevo Rey de Albania.
Sucesivamente la ciudad fue conquistada por Luis de Navarra que reclamaba sus derechos sobre ella, recuperada casi inmediatamente por Thopia, arrebatada por Balsha II y vuelta a recuperar (gracias a la ayuda turca), para que finalmente, en 1392, el hijo de Karl Thopia, entregase los exiguos dominios del reino a la República de Venecia.
Carlos de Anjoua, ojito derecho de la curia pontificia, y el Papado se pusieron de acuerdo para fundar este reino; tanto la iglesia como la dinastía, tenían grandes planes para la región. Carlos de Anjou pretendía hacerse presente en el Mediterráneo Oriental, contando con una importante base estratégica para acosar Constantinopla e implantar el Imperio Angevino en los Balcanes. El Papado consiguió alcanzar el cénit del catolicismo en la región con la fundación de algunos obispados y la conversión de numerosos ortodoxos. A través del reconocimiento papal, el Regnum Albaniae, logró proporcionar una identidad a la nobleza local, que se estaba esforzando en conseguir el reconocimiento internacional.
A pesar del nombre, el Reino de Albania poco o nada tenía que ver con los propios albaneses. Según palabras del historiador Pëlleumb Xhufi este reino fue "una invención de Carlos de Anjou", que nunca contó con base histórica legítima para presentar su reino como heredero del Principado de Arbanon. El reino mantenía una estructura política con el latín como lengua, completamente ajena al pueblo albanés. Simplemente se estableció una relación entre ocupantes y ocupados.
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