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miércoles, 10 de octubre de 2018

LA REVUELTA ALBANESA DE ANDREA THOPIA Y GERGJ ARIANITI.



Tradicionalmente se considera que la Edad Media echa el telón en 1453, el año en que los turcos de Mehmet II conquistan Constantinopla, sin embargo, como cabe suponer, los ejércitos otomanos llevaban varias décadas pululando por la región. Uno de los territorios que quedó completamente absorbido por el Imperio de la Sublime Puerta fue Albania. El proceso de conquista fue largo y complicado. 

Dos señores locales de rancio abolengo, Andrea Thopia y Gergj Arianiti, lideraron el primer levantamiento serio y generalizado contra los turcos, que acababan de aterrizar en suelo albanés. Fueron cuatro años (1432 – 1436) de escaramuzas, emboscadas, resistencia y guerra abierta. 

Los motivos de este levantamiento contra el invasor no tienen nada que ver ni con el amor a la libertad, ni con el patriotismo, ni con nada parecido a un nacionalismo, que en esta época aún no existía. El verdadero motivo es algo mucho más mundano. A partir de la batalla de Savra (1385) los turcos comenzaron a penetrar y a controlar el territorio albanés, y poco a poco, las autoridades otomanas iban sustituyendo a los señores feudales locales por sipahis otomanos, en su mayoría procedentes de Anatolia. Esta sustitución de la nobleza local por señores afines al todopoderoso sultán, vino acompañada por un incremento de la carga impositiva que debían tributar los campesino y por el devsirne; el reclutamiento obligatorio de jóvenes albaneses para integrar el ejército imperial, una práctica que llevaba consigo, además, la conversión al Islam. 

Los cambios en la administración del territorio y el fuerte aumento de los impuestos creo un vínculo entre nobles y campesinos, imprescindible para llevar a cabo un levantamiento armado frente al invasor. El terreno había sido abonado para que estallase la guerra. 

Andrea Thopia comenzó la revuelta en 1432 derrotando a un pequeño destacamento del ejército turco en el centro de Albania. Esta victoria insufló animos a otros nobles, como Gergj Arianiti, que poseía tierras a lo largo del curso medio del río Shkumbi. Ante la noticia – que después resultó falsa – de la muerte del sultán Murad II, Arianiti levantó en armas a los miembros de su tribu. 

La revuelta era imparable y se extendió rápidamente por toda Albania, desde Vlöre hasta Skodra. En tres años los rebeldes derrotaron a otros tantos ejércitos otomanos, incluido la gran fuerza dirigida por Ishak bey, gobernador otomano de Skopje. 

Aprovechando la coyuntura, Nicolás Dukagjini, recuperó los territoros que habían pertenecido a su familia antes de la llegada de los otomanos, y automáticamente se sometió a la soberanía de Venecia (el otro gallo del corral). Más tarde conquista la ciudad de Dagnum, que también se la cede a la república veneciana. Los venecianos no querían provocar al sultán, y deciden rechazar el ofrecimiento de Dukagjini y rompen relaciones con él. Como muestra de buena voluntad restituyen Dagnum a los otomanos. 

En estos momentos, y llamado por sus familiares para unirse a la rebelión, Skanderbeg, quizás esperando una ocasión más propicia, no hizo nada, permaneció en el este, cumpliendo sus obligaciones con el sultán. 

En 1436, y decididos a acabar de una vez por todas con la revuelta, los otomanos envían un formidable ejército a Albania. La campaña fue salvaje, se masacraron aldeas y se levantaron pirámides con los cráneos de las víctimas. Las tropas también arrasaron algunas regiones del norte del Epiro. 

Los otomanos, tan diplomaticos y prácticos como los antiguos romanos, ofrecieron tierras y ciertos privilegios a los nobles que aceptaron su soberanía, mientras, Gergj Arianiti, prosiblemente el albanés que más éxitos cosechó, marchó a las montañas, reunió un grupo de seguidores y continuó con la guerrilla de resistencia antiotomana. Nunca pudo ser sometido y aún estaba activo cuando estalló la gran revuelta de Skanderbeg en 1443.

jueves, 4 de septiembre de 2014

IMPERIO SERBIO



Un efímero estado medieval, por su corta duración (1346 - 1371), casi podríamos de proyecto fallido imperial en la región de los Balcanes, heredero directo del Reino de Serbia. 

El 16 de abril de 1346, Esteban Uros IV Dusan,, "el Poderoso", fue coronado en Skopje, "Emperador de los Serbios y los Griegos" creando además el Patriarcado Serbio. 


El Imperio Serbio fue la criatura de Esteban Uros. La propia habilidad del Monarca, que ya había incorporado el norte de Macednonia y parte de Albania antes de su coronación imperial, contribuyó a la realización del ambicioso proyecto. Dusan supo ocupar en los Balcanes el lugar que había dejado libre un moribundo Imperio Bizantino que se negaba a desaparecer. No obstante, nunca consiguió un sostén eficaz para su Imperio y el inepto (al menos política y militarmente) de su hijo nunca supo mantener unido. 

La estrategia que utilizó Dusán para acrecentar su territorio fue el control y la conquista de las ciudades, otorgando una importancia secundaria a las grandes batallas campales. Además de buen militar, Stefan Uros IV Dusan destacó por su labor legislativa, introduciendo un nuevo código de leyes, y por el impulso económico que dio a Serbia, con la apertura de nuevas rutas comerciales. 


En su momento de mayor esplendor, el Imperio Serbio se extendía desde Etolia, en Grecia, hasta Belgrado, en el Danubio, abarcando más de 200.000 kilómetros cuadrados. 

Stefan IV tuvo en su hijo, Stefan Uros V, apodado "el débil", un indigno heredero. El sucesor del emperador nunca fue capaz de hacerse con las riendas del imperio y siempre estuvo a merced de los señores feudales. Y por si esto no fuera poco, Stefan V asistió al surgimiento de una nueva amenaza procedente de Asia,el Imperio Otomano, que en breve se enseñorearía de toda la región balcánica.

Los otomanos se ocuparon de firmar el epitafio de este proyecto de Imperio. En 1371 el ejército turco derrotó a serbios y búlgaros en la Batalla de Maritza, dónde además quedó aniquilada buena parte de la nobleza serbia en el mismo campo de batalla. Al final de ese mismo año fallecía el Emperador. Con la muerte de Stefan V el territorio serbio quedó fragmentado en pequeños principados y se desvanecía el sueño imperial de su padre. 
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