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sábado, 3 de marzo de 2018

LAMIA.



Belo tenía una hermosa hija llamada Lamia que gobernó en Libia y a la que Zeus, agradecido por sus favores, otorgó la facultad singular de quitarse los ojos y volver a ponérselos a su voluntad. Le dio varios hijos, pero todo ellos, menos Escila, fueron muertos por Hera en un arrebato de celos. Lamia se vengó matando a los hijos de otros y obró con tanta crueldad que su rostro se convirtió en una máscara espantosa. Posteriormente se agregó al grupo de las Empusas yaciendo con jóvenes y chupándoles la sangre mientras dormían.
Robert Graves.
Los Mitos Griegos.

martes, 15 de enero de 2013

EMPUSAS

Vampiresas de la Antigua Grecia

Empusas, hijas de la infernal Hécate, terroríficas criaturas, con patas de asno, súcubos chupasangres, agazapadas acechan a caminantes y viajeros, esperando la oportunidad de arrojarse sobre ellos. Vociferar los más atroces insultos que conozcáis y la empusa se alejará chillando.

Seductoras empusas son capaces de metamorfosearse en perras, vacas o inocentes doncellas. Hermosas mujeres que yacen con incautos hombres a los que succionan sus fuerzas vitales hasta dejarles sin vida. 

Las empusas, literalmente "las que meten por la fuerza" o "penetradoras" eran, para los antiguos griegos, demonios femeninos que succionaban, cual vampira, las fuerzas vitales de sus víctimas. Se les solía representar con patas de asno, ya que el asno simboliza la lascivia, y también la crueldad. La diosa infernal Hécate, era la madre de tan "adorables" criaturas. 

En la comedia de Aristófenes "Las Ranas" aparece uno de estos diabólicos seres que pretende asustar a sus protagonistas. 

JANTIAS
Por Zeus, siento no sé qué ruido.

DIONISO
(asustado) ¿Dónde? ¿dónde?

JANTIAS
Detrás.

DIONISO
Anda detrás.

JANTIAS
No, es delante.

DIONISO
Pues anda delante.

JANTIAS
Por Zeus, veo un monstruo gigantesco.

DIONISO
¿Cómo es?

JANTIAS
¡Horrendo! Toma toda clase de formas: ya es un buey, ya es un mico, ya una mujer muy
hermosa.

DIONISO
¿Dónde está? ¡Oh! voy a salirle al encuentro.

JANTIAS
Ya no es mujer, ahora es un perro.

DIONISO
Entonces es Empusa

JANTIAS
Todo su rostro está lleno de fuego.

DIONISO
Tiene una pierna de bronce.

JANTIAS
Y otra de asno. Tenlo por seguro.

DIONISO
¿Adonde me escapo?

JANTIAS
¿Y yo?

DIONISO
¡Oh sacerdote! Sálvame para que pueda beber contigo.

JANTIAS
¡Estamos perdidos, Heracles poderoso!

DIONISO
No lo mientes, querido mío; no pronuncies su nombre.

JANTIAS
Entonces diré: ¡oh DIONISO!

DIONISO
Menos aún.

JANTIAS
Sigue todo derecho. — Aquí, aquí, amo mío.

DIONISO
¿Qué pasa?

JANTIAS
Tranquilízate: la cosa va bien; ya podemos decir como Hegéloco: “Después de la tempestad
veo la calma”. Empusa ha desaparecido.
Aristófanes. Las Ranas. 
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