Su nombre resuena más poderoso y auténtico sin el San. Un joven rico y alocado, marchó a la guerra para descubrir a Dios en la miseria bélica. Regresó a casa, lo vendió todo y se dedicó a los más necesitados. Revivió en sus propias carnes la pobreza evangélica predicada por Cristo. Su tumba en Asís es uno de los lugares más solemnes de toda la Cristiandad.
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