martes, 14 de noviembre de 2017

LA COMPAÑÍA DEL ANILLO.



La Compañía del Anillo será de Nueve y los Nueve Caminantes se opondrán a los Nueve Jinetes malvados. Contigo y tu fiel sirviente irá Gandalf; pues éste será el mayor de sus trabajos y quizás el último.

En cuanto al resto, representarán a los otros Pueblos Libres del mundo: elfos, enanos y hombres. Legolas irá por los elfos y Gimli hijo de Glóin por los enanos. Están dispuestos a llegar por lo menos a los pasos de las montañas y quizá más allá. Por los hombres tendrán a Aragorn hijo de Arathorn, pues el Anillo de Isildur le concierne íntimamente.


-¡Trancos! -exclamó Frodo.


-Sí -dijo Trancos con una sonrisa-. Te pido una vez más que me permitas ser tu compañero.


-Yo te hubiera rogado que vinieras -dijo Frodo-, pero pensé que irías a Minas Tirith con Boromir.


-Iré -dijo Aragorn-. Y la Espada Quebrada será forjada de nuevo antes que yo parta para la guerra. Pero tu camino y el nuestro corren juntos por muchos cientos de millas. Por lo tanto Boromir estará también en la Compañía. Es un hombre valiente.


-Faltan todavía dos -dijo Elrond-. Lo pensaré. Quizás encuentre a alguien entre las gentes de la casa que me convenga mandar.


-¡Pero entonces no habrá lugar para nosotros! -exclamó Pippin consternado-. No queremos quedarnos. Queremos ir con Frodo.


-Eso es porque no entiendes y no alcanzas a imaginar lo que les espera - dijo Elrond.


-Tampoco Frodo -dijo Gandalf, apoyando inesperadamente a Pippin-. Ni ninguno de nosotros lo ve con claridad. Es cierto que si estos hobbits entendieran el peligro, no se atreverían a ir. Pero seguirían deseando ir, o atreviéndose a ir, y se sentirían avergonzados e infelices. Creo, Elrond, que en este asunto sería mejor confiar en la amistad de estos hobbits que en nuestra sabiduría. Aunque eligieras para nosotros un Señor de los Elfos, como Glorfindel, los poderes que hay en él no alcanzarían para destruir la Torre Oscura ni abrirnos el camino que lleva al Fuego.


-Hablas con gravedad -dijo Elrond-, pero no estoy seguro. La Comarca, presiento, no está libre ahora de peligros y había pensado enviar a estos dos de vuelta como mensajeros y para que trataran allí de prevenir a la gente, de acuerdo con las normas del país. De cualquier modo me parece que el más joven de los dos, Peregrin Tuk, tendría que quedarse. Me lo dice el corazón.


-Entonces, señor Elrond, tendrá usted que encerrarme en prisión, o mandarme a casa metido en un saco -dijo Pippin-. Pues de otro modo yo seguiría a la Compañía.


-Que sea así entonces. Irás -dijo Elrond y suspiró-. La cuenta de Nueve ya está completa. La Compañía partirá dentro de siete.

Tolkien.  


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