Las élites sociales,
siempre han gustado utilizar oro (u otro metal noble) para
diferenciarse del resto de la población. Esta diadema hallada en
Caravaca de la Cruz, procede, con toda probabilidad, de un
enterramiento. Dentro de la cultura argárica, la pieza presenta una
excepción, pues los artesanos de El Argar empleaban preferentemente
la plata y no el oro para confeccionar sus joyas.
Diademas similares a
esta han aparecido en enterramientos femeninos, destinadas a
ornamentar y resaltar la posición de privilegio de su poseedora.
Desde el Calcolítico, y especialmente durante el Bronce, asistimos
al uso creciente del oro en la confección de joyas, con un claro
valor de prestigio y diferenciación social.
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