Cuatro milenios
vigilando el horizonte desde una posición privilegiada, a medio
camino entre el valle del Guadalquivir y la planicie manchega, el castillo de Baños de la Encina es uno de los más antiguos de Europa.
Quince torres cuadradas
que se adelantan de la imponente línea de muralla, levantada con
cal, tierra, chinas de río y agua (una técnica llamada tabiyya),
circundan el núcleo histórico de Baños de la Encina, situado en el
cerro del Cuerto, que se eleva por encima de los verdes olivares de
la campiña del río Guadiel.
El cerco ovalado del
castillo, a cuyos pies se desarrolló la vida en los últimos siglos
medievales, encierran en su interior vestigios calcolíticos, muros
íberos, un espacio sacro romano y una traza almohade,
aproximadamente cuatro milenios de historia cuasi ininterrumpida.
El castillo de Baños de
la Encina – Bury al Hamman – fue construído en el siglo X
durante el gobierno de Al – Hakam II para controlar el paso desde
la capital, Córdoba, hacia la llanura manchega, a través de Sierra
Morena. El castillo era una más de las fortalezas que jalonaban el
camino que unía Córdoba y Toledo.
Una plaza secularmente
disputada por su gran importancia estratégica por musulmanes y
cristianos a lo largo de sus intestinos enfrentamientos.
Tras cambiar
varias veces de manos, el castillo fue conquistado definitivamente
por Fernando III, que lo convirtió en el centro de operaciones desde
el que acometer la conquista del norte y centro de la provincia de
Jaén.
Este castillo es conocido como "la fortaleza de los siete reyes" pues aquí habitaron ese número de monarcas, entre los que se encuentran Alfonso VII o Fernando el Católico.
Este castillo es conocido como "la fortaleza de los siete reyes" pues aquí habitaron ese número de monarcas, entre los que se encuentran Alfonso VII o Fernando el Católico.
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