Los habitantes de Córcega
se alimentan de leche, miel y carne, productos que su isla ofrece en
abundancia; y en sus relaciones se comportan con moderación y
justicia, de un modo que supera a casi todos los demás bárbaros. Los
panales de miel, por ejemplo, que se encuentran en los árboles de la
zona montañosa pertenecen al primero que los encuentra, sin que
nadie lo discuta; sus ganados se distinguen por medio de marcas y,
aunque nadie los guarde, no son sustraídos a sus propietarios; y en
cada uno de los actos de su vida es admirable como prefieren
comportarse de acuerdo con la justicia. Pero lo mas increíble es lo
que ocurre entre ellos con ocasión del nacimiento de sus hijos:
cuando la mujer va a dar a luz, no es objeto de cuidado alguno con
motivo del parto; su marido, en cambio, se mete en la cama como si
estuviera enfermo y hace la covada en los días previstos, simulando
que su cuerpo es presa del dolor. En esta isla crece también el boj,
en gran cantidad y de excelente calidad, debido al cual la miel que
se produce allí es muy amarga. Los bárbaros que habitan la isla
hablan una lengua extraña y difícil de comprender; en numero son mas
de treinta mil.
Diodoro Sículo.
Biblioteca Histórica. Libro V – 14.
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