Trajano cruzó el Danubio
al frente de sus legiones, destruyó la fortaleza de Decébalo en los
montes Orastie, y robó su nombre. ¡Malditos vencedores!. Ahora su
colonia, su nueva fundación se llamaba igual que la principal ciudad
de la Dacia. De esta manera en la Rumanía actual conviven las ruinas
de dos ciudades llamadas Sarmizegetusa; la capital de Decébalo y la
colonia de Trajano.
“Ubicunque vicit
Romanus, habitat”, con esta certera afirmación (que la historia
pudo convertir en una máxima) Séneca condensó el pilar básico de
la romanidad: allí donde los legionarios consiguen la victoria, el
romano planta su hogar. Y para transformar una tierra extraña y
hostil en hogar construyen ciudades a imagen y semejanza de la Urbs,
Roma.
El emperador quiso
compensar el gran esfuerzo y los enormes gastos que supusieron la
conquista de Dacia, con una rápida, eficas y total asimilación del
territorio recién conquistado con una intensa romanización. Estas
poblaciones de nueva planta serán el principal vehículo para era
integración dentro del mundo cultural latino. “Roma en este
territorio se va a caracterizar fundamentalmente por ser el motor
impulsor de un proceso urbanístico al estilo mediterráneo sin
precedentes en la zona, que no había vivido un fenómeno semejante,
salvo por la presencia de algunas ciudades de tradición griega en
las inmediaciones del mar Negro” (Bermejo Meléndez y otros;
Trajano fundador. El último impulso colonizador del imperio).
El legado de la zona, y
primer gobernador de la provincia, Decimus Terentius Scaurianus fundó
en el año 106, la Colonia Ulpia Traiana Augusta Dacica
Sarmizegetusa, no en la montaña, sino en la llanura, en un
estratégico nudo de comunicaciones, asentando en ella a los
veteranos de las guerras dácicas. Sarmizegetusa es la única ciudad
fundada por Trajano en Dacio, y es en la actualidad la mejor conocida
del país. Desde un principio se convirtió en un símbolo de la
presencia romana en la región y cuando, con la provincia pacificada,
el poder político imperial basculó hacia Apullum, la Colonia empezó
a destacar como el centro aglutinador del culto imperial.
El territorio
circundante a esta urbe se articulará en pagi – una unidad
administrativa que forma parte de una colonia o municipio - y
numerosos vici – poblaciones que surgen de forma espontanea,
desempeñando un papel decisivo en casi todas las fundaciones
posteriores de Roma en Dacia. En ese sentido destaca el desarrollo de
la población de Apullum, que terminaría siendo la sede del gobierno
provincial, y con la que siempre mantuvo una recurrente rivalidad.
Foro, muralla y
anfiteatro, los mismos elementos en todos los rincones del Orbe
Mediterráneo, incluso en regiones tan alejadas como esta, al norte
del gran río Danubio. Sarmizegetusa con 22'5 hectáreas presenta el
típico trazado en torno a dos ejes perpendiculares, el Cardo y el
Decumano. Paseando por sus ruinas podemos distinguir claramente dos
áreas perfectamente delimitidas, una al estilo del campamento de la
legión rodeada por una muralla, y otra que se extiende más allá de
los límites que marcan esos muros.
Una vez que hemos pasado
por taquilla lo primero que nos encontramos es el anfiteatro que
acogía las luchas de gladiadores, sin duda el edificio más
espectacular de cuantos se mantienen en pie, con capacidad para cinco
mil espectadores. Los juegos circenses eran a la antigua Roma lo que
el fútbol a nuestro mundo.
El complejo lúdico se completa con una
escuela de gladiadores y un pequeño templo dedicado a Némesis. De
la misma forma que el torero reza en la capilla antes de saltar al
coso, el fornido gladiador se arrodilla ante Némesis en los momentos
previos al combate.
En la época de las
invasiones, mucho tiempo después que Roma se replegara y abandonase
Dacia, los habitantes utilizaron el anfiteatro como fuerte para
defenderse de las incursiones de los godos, de forma similar a lo que
sucedió en los anfiteatros de Arles o de Cartagonova. El resto de
edificios de la ciudad, como en tantas ruinas, sirvieron de cantera.
Los vecinos venían aquí para hacer provisiones de piedra y sillares
para levantar otras construcciones. En esa ocasión la acción humana
aceleró el proceso de ruina.
A escasos metros del
anfiteatro encontramos un área con tres templos, dedicados a Liper
Pater, una divinidad itálica asimilado a Dionisio, protector de las
vides, a Esculapio, protector de las artes médicas y la basílica
del Templo.
El perímetro de la
muralla acoge en su interior un trazado ortogonal que es estructura a
partir del cardo y el decumano, y que tiene en el foro su centro
neurálgico. Las excavaciones realizadas han permitido probar la
existencia de tres foros superpuestos construidos con materiales
diferentes: mármol, piedra y madera. Alrededor de este espacio se
disponían los edificios típicos: la basílica, la curia, el
aerarium, el tabularium y diferentes estancias para los diversos
collegia que existían en la población.
El palacio del
procurador provincial de la Dacia Apulensis fue uno de los edificios
más importantes de Sarmizegetusa. En el edificio se disponían
varias diferentes estancias como oficinas, que contaban con un
sencillo sistema termal.
En el interior de la muralla se ha podido constatar la existencia de varias domus e insulae, así como hasta unas quince villas en los alrededores del núcleo urbano. Y como en todas las ciudades romanas no podían faltar las omnipresentes termas.
Roma crea un desierto y
lo llama paz. Trajano y sus legiones destruyen la capital de Dacia,
la auténtica (sagrada y regia) Sarmizegetusa, enclavada en los
Cárpatos, y una vez sometida la región, fundó otra Sarmizegetusa,
esta vez en la llanura, para regalar un hogar a sus esforzados
veteranos. Sarmizegetusa Trajana fue desde su origen el eje principal
de la presencia romana en la Dacia, que andando el tiempo devino en
elemento imprescindible para la forja de la personalidad y la
nacionalidad rumanas.
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