De todos es conocida la capacidad constructiva de los romanos. Un práctico ejemplo de ellos es el Ponte de Pietra, construido en el siglo I a.C., en la encantadora ciudad de Verona, sobre el río Adige. Cinco arcadas de piedra para cruzar de una a otra orilla, que hacía de este puente el monumento romano más antiguo de la ciudad.
El fiume - río - Adige serpentea entre palacios, casas e iglesias, arteria viva y sangrante, herido por una decena de puentes, articula, organiza el entramado urbano y la vida de visitantes y habitantes, confiere un aire relajante, otorga el toque definitivo para convertir Verona en una ciudad de ensueño.
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