Estas poderosas murallas protegían la ciudad cuando Alfonso VI rey de León, y de Castilla, la arrebató a los árabes.
El propio monarca ordenó su ampliación, llegando a alcanzar los tres kilómetros de perímetro, naciendo y muriendo en el mismo alcázar.
Para su construcción se utilizó mampostería de caliza cimentada, en parte, sobre enormes sillares de granito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario