Personalmente es una de las catedrales que más me han impresionado por su belleza. Antes de visitar Cuenca, ni siquiera la había visto en fotografias, y cuando me detuve ante su fachada quedé maravillado. Es lo que ocurre cuando uno no espera nada.
Aunque la fachada hubo de ser reconstruída, en un cuidado estilo neogótico en el siglo XX, el edificio es un bonito ejemplo del gótico temprano ibérico.
Para su ubicación se eligió el espacio que ocupaba la aljama - mezquita mayor - de la ciudad manchega, y su construcción se inició en el siglo XII. En 1208, el arzobispo Jiménez de Rada consagró un edificio que presenta elementos de transición entre el románico y el gótico. Tiene una típica planta de cruz latina, con tres naves y transepto.
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