Entre
el cielo y el bosque, en la región de Bohemia del Sur, una ciudad de
cuento, inmortal e imperecedera, Cesky Krumlov.
Selvas
de Bohemia y voces del Vltava confluyen en Cesky Krumlov, una pequeña
joya arquitectónica que se inserta perfectamente en el marco
natural.
Una
ciudad para la alquimia y el deleite de los sentidos. De todos los
sentidos. El trompetista de la torre interpreta la fanfarria de
Krumlov, las notas musicales inundan la atmósfera de la ciudad.
Trompeta en lugar de campanas para las nuevas y noticias.
Gótico,
Renacimiento y Barroco, amalgama de estilos superpuestos en ambas
orillas del Vltava. El viajero romántico, de pluma, pinceles y
acuarelas, sueña con llegar a lugares así y atrapar un pedazo de su
encanto en un lienzo. Otros se conforman con juntar unos cuantos
versos.
El
castillo, un complejo arquitectónico formado por unos cuarenta
edificios, una ciudad dentro de la ciudad.
La caza mayor actividad reservada para la aristocracia. Entre batalla y batalla el noble se entretenía en el bosque abatiendo osos, lobos y ciervos.
La
ciudad se inserta en la Naturaleza, senderos que vienen y van, suben
a los picos más altos y descienden a los valles más profundos.
Aunque sea verano las aguas del Vltava estarán heladas.
El río Vltava serpentea entre las calles de Cesky Krumolov, las llenan de vida, y de un frescor revitalizante.
Las
casas nobiliarias europeas siempre han gustado de vincular su sangre
con animales fuertes y poderosos como el oso. Durante siglos fue
habitual la presencia de fosos con osos en el centro de muchas
ciudades de Europa. A la entrada del castillo podemos contemplar uno
de los últimos fosos de osos existente. En Cesky Krumlov ha habido
osos desde el siglo XVI. Las autoridades responsables del patrimonio
ha señalado el año 2030 como la fecha en que desaparecerán los
osos de este tipo de recintos.
El
noble, los poderoso e influyente duque de Krumlov, pasea por las
almenas y galerías del castillo, y contempla desde las alturas, el
burgo donde conviven artesanos, mercaderes, clérigos, algún
caballero y practicantes de todo tipo de oficios.
El
noble contempla y el pueblo trabaja.
La
gente de bien nace, trabaja y muere a orillas del río. Aquellos que
consiguieron eludir el férreo régimen señorial encontraron refugio
en pequeños burgos como este. La belleza del lugar te llena los
ojos.
El
conjunto palaciego ocupa gran parte del viejo casco urbano de Cesky
Krumlov. Soñamos con vivir como nobles pero sin renunciar a nuestra
esencia de plebeyos.
La
rosa de los cinco pétalos, blasón con tintes legendarios de la
familia Rosenberg, es omnipresente en toda la ciudad. En los últimos
tiempos ha ido adoptando múltiples formas.
Divadlo,
teatro en checo, me parece una palabra maravillosa. Inconscientemente
parece conectar con Diablo, y con todo un mundo de fantasía, magia,
deseos y rebeldía. Es la propia esencia del Teatro.
La
Edad Media de Oscuridad y atraso de los humanistas fue transformada
por una época brillante llena de fantasía, leyendas y prodigios por
los románticos del siglo XIX. Una de esas leyendas está relacionada
con el blasón de la rosa presente en muchos rincones de Cesky
Krumlov.
El
noble Vítek I era uno de los señores más poderosos del país y
dueño de la mayor parte de las tierras de Bohemia del Sur. Eran
tales sus dominios, que antes de morir decidió dividirlos entre sus
hijos.
El
reparto tuvo lugar en una ceremonia, más legendaria que real,
conocida como la Dělení růží, algo así como al División de las
Rosas. Vítek I entregó a cada uno de sus cinco hijos un escudo con
una rosa de cinco pétalos. Cada rosa era de un color y cada flor venía acompañada de una parte de las tierras de Vítek I. Este es el origen de cinco poderosas familias de la nobleza medieval bohemia entre las que destacan los señores de Krumlov o los poderosos Rozmberk.
En
la imagen el grandioso castillo de Cesky Krumlov es testigo de la
ceremonia de las cinco rosas y del nacimiento de otros tantos
linajes.
Cinco
rosas, cinco blasones, cinco linajes: Hradec, Krumlov, Rozmberk,
Landstjen y Trebon y Straz y Ustí.
El
Skyline de una ciudad medieval es una de las estampa con la que
sueñan miles de viajeros.
La
ciudad se extiende a ambas orillas del río Vltava, que guardia la
memoria de cuántos han morado junto a sus aguas. Cesky Krumlov
creció y se desarrolló al amparo de un castillo, en origen gótico,
del siglo XIII. Un desarrollo arquitectónico típicamente
centroeuropeo.
La
rama Krumlov de la familia Vitkov se extinguió en 1302 y la ciudad
fue incorporada a los dominios de los Rozmberk con el visto bueno del
rey Wenceslao II.
Los
Rozmberk se convertían en una de las familias más poderosas de
Bohemia y la ciudad se preparaba para vivir sus momentos de mayor
esplendor. Más tarde la extensa propiedad adquirió el nombre de
Rozmberske dominiun. Los Rozmberk reconstruyeron el castillo y
engrandecieron la ciudad con nuevas construcciones, y la celebración
de mercados y ferias. Durante los siglos XIV y XV la familia adquirió
gran preeminencia , y como muchos linajes de la nobleza europea, se
opuso frontalmente a los continuos intentos centralistas de los
monarcas checos.
Oldrich
II de Rozmberk aprovecho la insurrección husita para aumentar su
poder frente a una debilitada monarquía. En un principio abrazó la
causa husita pero terminó reculando. Cesky Krumlov se convirtió
entonces en un baluarte del catolicismo. Como consecuencia Cesky
Krumlov fue uno de los más destacados centros culturales durante el
Renacimiento en el reino de Bohemia.
Vilem
z Rozmberka - Guillermo de Rozmberk - fue el responsable de la
reconstrucción que se acometió en el siglo XVI para convertir la
fortificación medieval en un magnífico castillo renacentista.
La
ciudad bajo el patronazgo de Vilém se lleno de artistas italianos y
de afamados alquimistas que se instalaban aquí para realizar sus
trabajos.
Vilém
z Rozmberka, que se postuló en dos ocasiones como candidato al trono
de Polonia (1573 y 1575) tras la extinción de los Jagellon, renunció
en ambas ocasiones para centrarse en la política de su país. En sus
tierras de Krumlov desarrolló notablemente la industria cervecera y
trabajó arduamente para lograr un equilibrio entre la lealtad a la
corona y la gestión de sus dominios.
Hombre
del Renacimiento, mostró interés por las artes y las ciencias, en
especial la alquimia. Se cuenta que poseía varios laboratorios en
Krumlov y que fue protector del alquimista inglés Edward Kelly de
Imana.
Calle
Siroká número 77, este vistoso edificio de color rojo, es conocida
como la casa del alquimista. La fantasía echa a volar. A principios
del siglo XVI perteneció a un maestro cervecero, o tonelero según
versiones, y en 1588 la compró Michael Anton de Ebbersbachu.
Antón
de Ebbersbachu era administrador de las Minas de Vilém von Rozmberk,
y un pretendido alquimista. Mago, alquimista o charlatán, debía
proporcionar al soberano metales preciosos, piedras filosofales y el
elixir para mantenerse eternamente joven. A la muerte de Vilém, su
hermano y sucesor, Peter Wok von Rozmberk, ordenó su arresto por
farsante. ¿O quizás lo hizo por miedo?. El caso es que Antón pasó
el resto de sus días encerrado en la húmeda cárcel del castillo.
No sabemos si aún está por allí.
Pasear
junto al río, cruzar a la otra orilla, continuar caminando,
contemplar las casas de tejas rojizas, cuyas ventanas son grandes
ojos que también nos miran, cuentan cada uno de nuestros pasos.
Caminamos y caminamos, pero nunca nos alejamos de las ciudades que
visitamos.
Siroká
ulice, la calle más ancha y una de las arterias vitales de Cesky
Krumlov. Recibe el nombre desde el siglo XVIII. Mediodía, deambulo
ensimismado, pensativo.
En
Siroká ulice podemos encontrar algunas de las fachadas más bellas
de la ciudad.
Persigo
el fantasma de los escritores que me enseñaron Europa. Estrabón,
Braudel o Kaplan. Pero también Magris, Kadaré o Miguel Roan.
Paginas que dibujan sus paisajes, cantan sus leyendas y transmiten
los sentimientos de sus gentes.
La
Rosa de los Cinco Pétalos, omnipresente en muchos de los pintorescos
rincones de la ciudad. La Edad Media se resiste a pasar de moda.
Strojovna
significa "sala de máquinas", y es que lo que hoy es un
pintoresco bar para turistas, en 1930 era una pequeña central
eléctrica que alimentaba a la ciudad.
Los
molinos de agua pasaron de moler grano a producir electricidad. El
duende sentado junto a la gran rueda sabe perfectamente que la
energía no es cosa de magia.
Más
rincones con encanto.
Los
ojos del Hotel Myln (Molino) lo ven todo.
Toda
ciudad del Viejo Mundo cuenta con un espacio abierto, desde el ágora
griega a los famosos zocos del mundo islámico, pasando por las
plazas mayores castellanas o las piazzas que se abren al Adriático
en el sur de Europa. En Cesky Krumlov ese lugar es la
Náměstí Svornosti (Plaza de la Unidad).
Un
espacio para la vida social y el comercio, pero también la sede del
poder político, representado habitualmente por el ayuntamiento. El
bonito ayuntamiento de Cesky Krumlov, en el que destacan sus columnas
y soportales, es un edificio renacentista del siglo XVI.
Un
elemento recurrente en muchas ciudades de Europa Central son las
conocidas como Columnas de la Peste, de advocación mariana y
levantadas para agradecer a Dios el cese de una brutal epidemia. La
mayoría de ellas, por no decir todas, son obras barrocas.
En
Cesky Krumlov las paredes tienen rostro. Una ciudad para la aventura, el misterio y la ensoñación.
¿Y quién será el misterioso caballero?