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domingo, 9 de diciembre de 2018

AGRIANES.




Polibio cita a los agrianos como aliados o mercenarios de Macedonia contra Roma. Nombrados por varios autores, Apiano, Heródoto, Estrabón y Polibio, se trata quizá de un tribu peonia de Tracia y Macedonia, que moraban cerca del nacimiento del Estrimón, al norte de Peonia. 

Alejandro Magno los sometió a su imperio y después los empleó en su ejército como soldados de caballería y arqueros, por la gran destreza que tenían en el manejo del arco y las flechas.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

EL MEDIO FÍSICO DE GRECIA.



En Asia Menor existen una gran número de colonias griegas y por ello están en contacto con las culturas del Próximo Oriente. Es un territorio muy fragmentado, tanto en la costa (muy recortada, acantilados) como en el interior, muchos ríos cortos y cadenas montañosas que dificultan las comunicaciones. Se da también una fragmentación política, debido, como cabe suponer, a la propia fragmentación orográfica. Esto explica la aparición de diferentes núcleos de poder, ciudades-estados (Poleis); que son muy distintas de las ciudades-estados de Mesopotamia, existiendo una gran variedad de modalidades de poleis. Esta configuración favorece la diseminación de poder y la imposibilidad de centralizar ese poder. El mar es el principal factor físico del mundo griego. 

Cabe reseñar que las principales ciudades griegas están situadas en la costa oriental, en contacto con Asia Menor. La cultura griega está abierta a muchas influencias debido a su posición geográfica, a caballo entre Europa, Asia y África. También se va a ir extendiendo por el Mediterráneo hasta la Península Ibérica. Se trata pues de un pueblo con una gran vocación marinera y comerciante.Los tres espacios geográficos de Grecia son: Islas, Costa de Asia Menor y Península Balcánica. 

El territorio griego dificulta la producción de cereales (excepto en Micenas). Estos cereales los obtienen de Rusia y Ucrania y en regiones del Asia Menor, en el sur de Italia, donde crean colonias dando forma a la Magna Grecia. También carecen de metales, aunque aparecen minas de plata, explotadas por Atenas. Esta falta de recursos hace que se hagan a la mar y vayan creando colonias.

sábado, 29 de septiembre de 2018

TESEO Y LAS AMAZONAS



Algunos dicen que Teseo tomó parte en la afortunada expedición de Heracles contra las Amazonas y recibió como su parte en el botín a su reina Antíope, llamada también Melanipa; pero que este no fue un destino tan desdichado para ella, como pensaban muchos, pues le había entregado la ciudad de Temiscira sobre el río Termodón, en prueba de la pasión que él había encendido ya en su corazón. 

Otros dicen que Teseo fue al país de las Amazonas algunos años más tarde, en compañía de Pirítoo y sus camaradas, y que las Amazonas, complacidas por la llegada de tantos guerreros apuestos, no les hicieron resistencia. Antíope salió a recibir a Teseo con regalos, pero tan pronto como subió a bordo de su nave, Teseo ordenó levar, anclas y la raptó. Otros más dicen que Teseo permaneció algún tiempo en Amazonia y agasajó a Antíope como su, invitada. Añaden que entre sus compañeros se hallaban tres hermanos atenienses, Euneo, Tóloas y Solunte, el último de los cuales se enamoró de Antípode, pero como no se atrevía a cortejarla directamente, pidió a Euneo que defendiera su causa. Antíope rechazó esos requerimientos, pero siguió tratando a Solunte con la misma cortesía que anteriormente, hasta que él se arrojó al río Termodonte y se ahogó Teseo no se enteró de lo que había sucedido y eso le afligió mucho. Recordando una advertencia que le había hecho el oráculo de Delfos en el sentido de que si alguna vez se sentía afligido en un país extraño debía fundar una ciudad y dejar en ella a algunos de sus compañeros para que la gobernasen, construyó Pitópolis, en honor de Apolo Pitio, y al río cercano le dio el nombre de Solunte. Dejó allí a Eunéo, Tóloas y un tal Hermo, noble ateniense a cuya primera residencia en Pitópolis se le llama ahora equivocadamente «Casa de Hermes». Luego se hizo a la mar con Antíope. 

La hermana de Antíope, Oritia, confundida por algunos con Hipólita, cuyo ceñidor obtuvo Heracles, juró vengarse de Teseo. Concluyó una alianza con los escitas y condujo una gran fuerza de amazonas a través del hielo del Bósforo Cimerio, cruzó el Danubio y pasó por Tracia, Tesalia y Beocia. En Atenas acampó en el Areópago e hizo un sacrificio a Ares, acontecimiento por el que, según dicen algunos, recibió ese nombre la colina; pero primeramente ordenó que un destacamento invadiera Laconia y disuadiera a los peloponeses de enviar refuerzos a Teseo por el istmo. 

Las fuerzas atenienses estaban ya formadas, pero ninguna de las dos partes se decidía a iniciar las hostilidades. Al fin, por consejo de un Oráculo, Teseo sacrificó a Fobo, hijo de Ares, y presentó batalla el día 7 del mes de Boedromión, fecha en que se celebran en Atenas los sacrificios llamados Boedromios; aunque algunos dicen que el festival ya había sido fundado en honor de la victoria que obtuvo Juto contra Eumolpo en el reinado de Erecteo. El frente de batalla de las Amazonas se extendía entre el lugar llamado ahora Amazonio y el Pnix, cerca de Crisa, El ala derecha de Teseo descendió desde el Museo y cayó sobre el ala izquierda enemiga, pero fue derrotada y tuvo que retirarse hasta el Templo de las Furias. Recuerda este episodio una piedra erigida al jefe local Calcodomte en una calle a cuyos lados se hallan las tumbas de los que murieron en el combate y que ahora lleva su nombre. Pero el ala izquierda ateniense atacó desde el Paladio, el monte Árdelo y el Liceo y obligó al ala derecha de las Amazonas a retirarse a su campamento, infligiéndoles muchas bajas. 

Algunos dicen que las Amazonas ofrecieron la paz sólo tras cuatro meses de dura lucha; el armisticio, jurado cerca del templo de Teseo, es conmemorado todavía con el sacrificio amazónico que se realiza en la víspera de su festival. Pero otros dicen que Antíope, ahora esposa de Teseo, peleó heroicamente a su lado, hasta que la mató una flecha disparada por una tal Molpadia, a la que Teseo dio muerte luego; que Oritía, con unas pocas compañeras, huyó a Megara, donde murió de pena y desesperación; y que las demás Amazonas, arrojadas del Ática por el victorioso Teseo se establecieron en Escitia. 

En todo caso, ésta fue la primera vez que los atenienses rechazaron a invasores extranjeros. Algunas amazonas que quedaron heridas en el campo de batalla fueron enviadas a Caléis para que las curaran. Antíope y Molpadia están enterradas en las cercanías del templo de la Madre Tierra, y una columna de barro señala la tumba de Antíope. Otras yacen en el Amazonio. Las Amazonas que cayeron cuando cruzaban la Tesalia están enterradas entre Escotusia y los Cinocéfalos, y unas pocas más cerca de Queronea, junto al río Hemón. En la región pírrica de Laconia unos altares señalan el lugar donde las Amazonas detuvieron su avance y dedicaron dos imágenes de madera a Artemis y Apolo; y en Trecén un templo de Ares conmemora la victoria de Teseo sobre este destacamento cuando trató de abrirse paso por el istmo a su regreso. 

Según un relato, las Amazonas entraron en Tracia por Frigia y no por Escitia, y fundaron el templo de Artemis Efesia mientras marchaban a lo largo de la costa. Según otro, se habían refugiado en ese templo en dos ocasiones anteriores, a saber, en su huida de Dioniso y después de haber vencido Heracles a la reina Hipólita; y sus verdaderos fundadores fueron Creso y Éfeso. 

La verdad respecto a Antíope parece ser que sobrevivió a esa batalla y que finalmente Teseo se vio obligado a matarla, tal como había predicho el oráculo de Delfos, cuando se alió con el rey Deucalión de Creta y se casó con su hija Fedra. La celosa Antíope, que no era su esposa legal, interrumpió las fiestas nupciales irrumpiendo en ellas completamente armada y amenazando con dar muerte a los invitados. Teseo y sus compañeros se apresuraron a cerrar las puertas y la mataron en un horrendo combate, aunque ella le había dado a él un hijo, Hipólito, llamado también Demofonte, y nunca había yacido con otro hombre. 

Robert Graves. 
Los mitos griegos. 




domingo, 15 de julio de 2018

BÓREAS



Oritía, hija de Erecteo, rey de Atenas, y su esposa Praxítea, estaba un día bailando junto al río Iliso cuando Bóreas, hijo de Astreo y de Eos, y hermano de los Vientos del Sur y del Oeste, la llevó a una roca situada cerca del río Ergines, y allí, envuelto en un manto de nubes negras, la violó.

Bóreas amaba desde hacía mucho tiempo a Oritía y había solicitado repetidamente su mano, pero Erecteo lo rechazaba con vanas promesas, hasta que al fin, quejándose de que había perdido demasiado tiempo en palabras, Bóreas recurrió a su violencia natural. Sin embargo, algunos dicen que Oritía llevaba un cesto en la procesión anual de las Tesmoforias que asciende por la ladera de la Acrópolis hasta el templo de Atenea Folias, cuando Bóreas la tomó bajo sus alas atezadas y se la llevó sin que lo viera la multitud circundante.

La llevó a la ciudad de los cicones tracios, donde la hizo su esposa, y ella le dio dos hijos mellizos, Calais y Zetes, a los que les salieron alas cuando llegaron a la edad viril; también le dio dos hijas, Quíone, quien dio Eumolpo a Posidón, y Cleopatra, quien se casó con el rey Fineo, la víctima de las Harpías.

Bóreas tiene en vez de pies colas de serpiente y habita en una cueva del monte Hemo, en cuyos siete huecos tiene Ares sus caballos; pero se halla también en su elemento junto al río Estrimón.

En una ocasión, disfrazado como un semental de crin negra, cubrió a doce de las tres mil yeguas pertenecientes a Erictonio, hijo de Dárdano, que solían pacer en las praderas húmedas situadas junto al río Escamandro. De esa unión nacieron doce potrancas, que podían correr sobre espigas de trigo maduras sin doblarlas y sobre las crestas de las olas.

Los atenienses consideraban a Bóreas como su cuñado y, habiéndole invocado en una ocasión con buen éxito para que destruyera la flota de Jerjes, le construyeron un hermoso templo en la orilla del Ilisos.
Robert Graves. 
Los Mitos Griegos. 





lunes, 15 de enero de 2018

ORFEO, AVENTURAS Y DESVENTURAS.




Orfeo, hijo del rey tracio Eagro y la musa Calíope, fue el poeta y músico más famoso de todos los tiempos. Apolo le regaló una lira y las Musas le enseñaron a tocarla, de tal modo que no sólo encantaba a las fieras, sino que además hacía que los árboles y las rocas se movieran de sus lugares para seguir el sonido de su música. En Zona, Tracia, algunos de los antiguos robles de la montaña se alzan todavía en la posición de una de sus danzas, tal como él los dejó.

Después de una visita a Egipto, Orfeo se unió a los argonautas, con quienes se embarcó para Cólquide, y su música les ayudó a vencer muchas dificultades. A su regreso se casó con Eurídice, a quien algunos llaman Agríope, y se instaló entre los cicones salvajes de Tracia.

Un día, en las cercanías de Tempe, en el valle del río Peneo, Eurídice se encontró con Aristeo, quien trató de forzarla. Ella pisó una serpiente al huir y murió a causa de la mordedura, pero Orfeo descendió audazmente al Tártaro, con la esperanza de traerla de vuelta. Utilizó el pasaje que se abre en Aorno, en Tesprótide, y, a su llegada, no sólo encantó al barquero Caronte, el perro Cerbero y los tres Jueces de los Muertos con su música melancólica, sino que además suspendió por el momento las torturas de los condenados; de tal modo ablandó el cruel corazón de Hades que éste concedió su permiso para que Eurídice volviera al mundo superior. Hades puso una sola condición: que Orfeo no mirase hacia atrás hasta que ella estuviera de nuevo bajo la luz del sol. Eurídice siguió a Orfeo por el pasaje oscuro guiada por el son de su lira, y sólo cuando él llegó de nuevo a la luz del día se dio la vuelta para ver si ella lo seguía, con lo que la perdió para siempre.

Cuando Dioniso invadió Tracia, Orfeo no le rindió los honores debidos, sino que enseñó otros misterios sagrados y predicó a los hombres de Tracia, quienes le escucharon reverentemente, lo pernicioso que era el homicidio en los sacrificios. Todas las mañanas se levantaba para saludar a la aurora en la cumbre del monte Pangeo y predicaba que Helio, al que llamaba Apolo, era el más grande de todos los dioses. Ofendido por ello, Dioniso hizo que le atacaran las Ménades de Deyo, Macedonia. Esperaron a que los maridos entraran en el templo de Apolo, donde Orfeo oficiaba como sacerdote, y luego se apoderaron de las armas dejadas afuera, entraron, mataron a sus maridos y desmembraron a Orfeo. Arrojaron su cabeza al río Hébro, pero quedó flotando y siguió cantando hasta llegar al mar, que la condujo a la isla de Lesbos.

Las Musas, llorando, recogieron sus miembros y los enterraron en Liebetra, al pie del monte Olimpo, donde hoy día los ruiseñores cantan más armoniosamente que en ninguna otra parte del mundo. Las Ménades trataron de limpiarse de la sangre de Orfeo en el río Helicón, pero el dios fluvial se metió bajo tierra y desapareció a lo largo de casi cuatro millas, para volver a salir a la superficie con otro nombre, el Bafira. Así evitó ser cómplice del asesinato.

Se dice que Orfeo había censurado la promiscuidad de las Ménades y predicado el amor homosexual, por lo que Afrodita estaba no menos irritada que Dioniso. Sin embargo, sus colegas olímpicos no podían estar de acuerdo con que el asesinato tenía justificación y Dioniso salvó la vida de las Ménades transformándolas en encinas que quedaron arraigadas en la tierra. Los tracios que habían sobrevivido a la matanza decidieron tatuar a sus esposas como una advertencia contra el asesinato de sacerdotes, y la costumbre sobrevive al presente.

En cuanto a la cabeza de Orfeo, después de ser atacada por una serpiente lemniana celosa (a la que Apolo transformó inmediatamente en piedra), fue guardada en una cueva de Antisa, consagrada a Dioniso. Allí profetizaba día y noche, hasta que Apolo, viendo que sus oráculos de Delfos, Grineo y Claro habían sido abandonados, fue allá y se colocó sobre la cabeza y exclamó: «¡Deja de entrometerte en mis asuntos! ¡Ya he tenido bastante paciencia contigo y con tus cantos!» En adelante la cabeza guardó silencio. La lira de Orfeo había ido también a la deriva hasta Lesbos y había sido guardada en un templo de Apolo, por cuya intercesión y la de las Musas fue colocada en el cielo como una constelación.

Algunos relatan de una manera completamente distinta la muerte de Orfeo; dicen que Zeus lo mató con un rayo por divulgar los secretos divinos. En verdad, había instituido los Misterios de Apolo en Tracia, los de Hécate en Egina y los de Deméter Subterránea en Esparta.
Robert Graves.
Los Mitos Griegos.


lunes, 14 de diciembre de 2015

VALAQUIA



Valaquia es una región bastante extensa que arranca de Transilvania y llega hasta el Ponto Euxino. Casi toda ella es llana y falta de agua. Su parte meridional la marca el Istro, la septentrional la ocupan los roxolanos, llamados hoy en día rutenos, y hacia el río Dniéster se halla la raza nómada de los escitas que al presente llamamos tártaros. Esta tierra la poblaron antaño los getas, aquellos que pusieron en fuga de modo deshonroso a Darío el hijo de Histapes, capturaron vivo al rey Lisímaco y causaron en Tracia muchas matanzas. Al final, fueron domeñados y destruidos por los ejércitos romanos. Una colonia romana, para que mantuviera a raya a los dacos, se instaló allí bajo el mando de un tal Flaco, por el que vino a llamarse Flaquia. Luego, al correr de los siglos, se corrompió como suele el vocablo y vino a parar en “Valaquia” y en lugar de flacos sus habitantes recibieron el nombre de valacos. La lengua de esta nación es todavía romance, pero muy alterada y apenas inteligible para el nacido en Italia. Hubo por estos tiempos nuestros en Valaquia dos facciones, la de los danos y la de los drágulas. Estos últimos, como eran menos fuertes que los danos, que los maltrataban de mil modos, llamaron en su ayuda a los turcos y con el apoyo de sus ejércitos aplastaron a los danos casi hasta el exterminio. Pero Juan Huniades, contando con el poderío de los húngaros, les prestó apoyo, si bien aquello no fue tanto redimirlos como ganar fama y riquezas ya que, en beneficio propio y de sus herederos tomó posesión a perpetuidad de los campos rescatados del turco. Los valacos pueblan también algunas islas del Istro, entre las que se cuenta Peuce, famosa entre los antiguos, y asimismo tienen asentamientos en Tracia. Parte de Valaquia está sometida a los turcos y parte de los húngaros.
La Europa de mi tiempo.
Eneas Silvio. Siglo XV.


viernes, 15 de mayo de 2015

PETOS



Uno de los múltiples pueblos (tribu, clan o linaje) del gran tronco de los Tracios, cuyo nombre nos transmite el padre de la Historia, Heródoto. Vivían en la Tracia sudoriental, en la cuenca inferior del río Hebro (actual Maritza). Los ríos siempre han servido como demarcadores territoriales y los autores antiguos lo utilizaban frecuentemente como referencia geográfica.

"He aquí los pueblos tracios por cuyos territorios [Jerjes] prosiguió su marcha; los petos, los cicones, los bístones, los sapeos..."

Herótodo VII, 110

jueves, 13 de marzo de 2014

CROBIZOS



Los antiguos llamaron Ponto Euxino, al mar Negro, un territorio donde se unen griegos y bárbaros, comerciantes y ladrones, Europa y Asia. En su vertiente occidental habitaba un pueblo de estirpe tracia, bárbaro a ojos griegos, los crobizos. 

"[...] los crobizos viven por encima de la región que circunda Calatis, Tomis e Istro".
Estrabón VII 5,12

También Heródoto, padre de la historia al que humildemente va dedicado este blog, también nos habla de ellos. "Por la Tracia y por el país de los crobizos, pueblos tracios, pasan tres ríos". IV, 49

lunes, 10 de febrero de 2014

ORFEO



El más grande y famoso poeta y músico de todos los tiempos. Hijo del rey de Tracia Eagro y de la musa Calíope, el dios Apolo le regaló una lira y las Musas le enseñaron a tañerla. Su música apaciguaba a las fieras, estremecía a las rocas e incluso conseguía que los árboles se movieran siguiendo su compás. Formó parte de la celebrada expedición de los Argonautas y descendió a los infiernos para tratar de rescatar a su amada Eurídice y perderla para siempre.

domingo, 15 de diciembre de 2013

SAPEOS



Tracios es el nombre de un conjunto de pueblos, vecinos de los griegos, que habitaban regiones septentrionales de la Hélade, y aún más al norte, en territorios que en la actualidad pertenecen a Bulgaria. Uno de estos pueblos tracios eran los Sapeos. 

"He aquí los pueblos tracios por cuyos territorios [Jerjes] prosiguió su marcha: los petos, los cicones, los bistones, los sapeos, los derseos, los edonos y los satras"
Heródoto VII, 110



Los sapeos habitaban la cuenca inferior del río Nesto, cerca de su desembocadura en el golfo de Tesalónica, muy cerca de la isla de Tasos.

"[...] hasta el río Mesto que discurre al pie del monte Pangeo, entre los haletos, diobesos y carbilesos, y después los brigas, sapeos y odomantos"
Plinio el Viejo. Historia Natural IV, 11. 

El geógrafo griego Estrabón, al que tantos y tantos datos debemos, y con el que nunca podremos saldar la deuda, recoge una versión, según la cual un pueblo tracio llamado sayos, que se podrían identificar con sapeos, habrían dado su nombre a la isla de Samos. 

"Algunos, sin embargo, afirman que fue llamada así por los sayos, un pueblo tracio que la habitó anteriormente y que también ocupaba el territorio continental situado enfrente, pueblo que se identificaría bien con los sapeos o con los sintos (a los que el poeta llama sinties), bien con otros".
Estrabón. X, 2, 17 

jueves, 21 de enero de 2010

ABANTES

Con parte de la cabeza afeitada, pero dejándose una larga trenza, los guerreros abantes, primitivos habitantes de la Grecia Ilírica, fueron uno de los muchos contingentes que participaron en el sitio de Troya, y tras la guerra, desgajándose en pequeños grupos, acabaron por desaparecer de la historia.

SITUACIÓN GEOGRÁFICA Y DESCRIPCIÓN DEL TERRITORIO.

Los Abantes habitaban la isla griega de Eubea. Es una región muy montañosa, con alturas superiores a los 1.300 metros, situada en el mar Egeo y separada de la Grecia continental por el Golfo de Eubea. A pesar de estar atravesada por montañas, entre ellas se extienden fértiles llanuras aptas para el cultivo. El propio nombre de la isla deriva del de este pueblo los abantes, que fueron los primeros habitantes conocidos de la isla.

ORIGEN

Es posible que los abantes procedieran de Tracia siendo la ciudad Abes (Abae) su patria de origen. De todas formas algunos autores los hacen descender de un héroe epónimo; Abante, hijo de Metanira y Celeo fue convertido en lagarto por burlarse de Deméter.


ALGO DE HISTORIA

Uno de los príncipes de los abantes gobernaba sobre siete principados, amén de ser tributario de Micenas. Los veremos combatiendo en la guerra de Troya a favor de los griegos, para posteriormente disgregarse en pequeños grupos y desaparecer de la Historia.

PERSONAJES CONOCIDOS.

Homero nombra a Elefenor Calcodontíada (hijo de Calcodón) como caudillo de los bravos abantes, descendiente de Ares y que comandaba cuarenta naves negras. Pero que perdió la vida combatiendo en Troya.

LA GUERRA

Los abantes eran valientes y arrojados guerreros.

CIUDADES.

Homero cita siete ciudades de los abantes en la isla de Eubea, a saber; Calcis, Eretria, Histiea en uvas abundosa, Cerintio marítima, Dio ciudad excelsa, Caristo y Estira.

COSTUMBRES.

Una de sus costumbres más conocidas, es la de raparse la cabeza pero dejándose una larga trenza. Pensamos que puede tratarse de algún tipo de ritual relacionado con la actividad bélica.

SELECCIÓN DE TEXTOS

"Los abantes de Eubea, que residían en Calcis, Eretria, Histiea en uvas abundosa. Cerinto marítima, Dio, ciudad excelsa. Caristo y Estira, eran capitaneados por el magnánimo Elefenor Calcodontíada, vástago de Ares. Con tal caudillo llegaron los ligeros abantes, que dejaban crecer la cabellera en la parte posterior de la cabeza: eran belicosos y deseaban siempre romper con sus lanzas de fresno las corazas en los pechos de los enemigos. Seguíanle cuarenta negras naves".

Homero , Ilíada: Canto II 536.

La Muerte de Elefenor.

"Fue Antíloco quien primeramente mató a un teucro, a Equepolo Talisíada, que peleaba valerosamente en la vanguardia: hirióle en la cimera del penachudo casco, y la broncínea lanza, clavándose en la frente, atravesó el hueso, las tinieblas cubrieron los ojos del guerrero y éste cayó como una torre en el duro combate. Al punto asióle de un pie el rey Elefenor Calcodontíada, caudillo de los bravos abantes, y lo arrastraba para ponerlo fuera del alcance de los dardos y quitarle la armadura. Poco duró su intento. Le vio el magnánimo Agenor e hiriéndole con la broncínea lanza en el costado, que al bajarse quedara en descubierto junto al escudo, dejóle sin vigor los miembros. De este modo perdió Elefenor la vida y sobre su cuerpo trabaron enconada pelea teucros y aqueos: como lobos se acometían y unos a otros se mataban".

Homero; Ilíada; Canto IV 457

"Era entonces costumbre que los que salían de la edad pueril fuesen a Delfos y consagrasen a Apolo en primicia su cabellera; pasó a Delfos, Teseo, y dicen que el lugar de la ceremonia de él se llama hasta el día de hoy Teseia. Afeitóse solamente la parte anterior de la cabeza como de los Abántidas lo refiere Homero, y este modo de afeitarse también por él se llamó Teseide. Fueron los Abantes los primeros que así se trasquilaron: no por haberlo aprendido de los Árabes, como creen algunos, ni por imitar a los de Misia, sino a causa de que eran guerreros amigos de combatir de cerca, e inclinados más que otros algunos a venir a las manos con los contrarios, según que en estos versos lo atestigua también Arquíloco:

No en el tender del arco, o de las hondas
en el crujir frecuente, se señalan;
sino en el campo, cuando el crudo Marte
para herir con el hierro más se ensaña:
que en esta lucha los gloriosos hijos
de la Eubea prez ilustre alcanzan:

trasquílanse, por tanto, para no dar a los enemigos el asidero de los cabellos. Y con esta misma idea se dice que Alejandro de Macedonia dio orden a sus generales para que hiciesen rasurar las barbas a los Macedonios, porque eran para los contrarios una presa que les estaba muy a la mano".


Plutarco; Vidas Paralelas; Teseo V

FUENTES.

Aparecen citados en la Ilíada y en la obra de Hesíodo. También encontramos menciones de ellos en Heródoto, Aristóteles, Estrabón, Pausanias Plutarco.

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