Mostrando entradas con la etiqueta Hefesto. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Hefesto. Mostrar todas las entradas

lunes, 25 de junio de 2018

HERA Y SUS HIJOS.




Hera, hija de Crono y Rea, nació en la isla de Samos o, según algunos, en Argos, y la crió en Arcadia Temeno, hijo de Pelasgo. Las Estaciones fueron sus nodrizas. Después de desterrar a su padre Crono, el hermano gemelo de Hera, Zeus, fue a verla en Cnosos, Creta, o según dicen algunos, en el monte Tórnax (llamado ahora Montaña del Cuco) en Argólide, donde la cortejó, al principio sin éxito. Ella se compadeció del dios solamente cuando éste se disfrazó de cuco enlodado, y le calentó cariñosamente en su seno. Allí él reasumió inmediatamente su verdadera forma y la violó, y ella se vio obligada a casarse con él por vergüenza.

Todos los dioses asistieron a la boda con regalos, entre los que destacó el de la Madre Tierra, quien le regaló a Hera un árbol con manzanas de oro, que luego guardaron las Hespérides en el jardín que Hera poseía en el monte Atlas. Ella y Zeus pasaron su noche de bodas en Samos, y esa noche duró trescientos años. Hera se baña regularmente en la fuente de Canatos, cerca de Argos, y así renueva su virginidad.

De Hera y Zeus nacieron los dioses Ares, Hefesto y Hebe, aunque algunos dicen que Ares y su hermana gemela Eris fueron concebidos cuando Hera tocó cierta flor, y Hebe cuando tocó una lechuga, y que Hefesto también era su hijo partenogénito, prodigio que él no quiso creer hasta que la aprisionó en una silla mecánica con brazos que se cerraban alrededor del que se sentaba en ella, y así le obligó a jurar por el río Estigia que no mentía. Otros dicen que Hefesto era hijo suyo con Talos, el sobrino de Dédalo.

Robert Graves.
Los Mitos Griegos.


martes, 23 de enero de 2018

GANÍMEDES, EL COPERO DE LOS DIOSES.



Ganímedes, el hijo del rey Tros que dio su nombre a Troya, era el joven más bello de los vivientes y en consecuencia lo eligieron los dioses para que fuera el copero de Zeus. Se dice que Zeus, quien deseaba a Ganimedes también como compañero de lecho, se disfrazó con plumas de águila y lo raptó en la llanura troyana.

Luego, en nombre de Zeus, Hermes regaló a Tros una vid de oro, obra de Hefestos, y dos hermosos caballos en compensación por la pérdida de su hijo, asegurándole al mismo tiempo que Ganimedes se había hecho inmortal, estaba exento de las miserias de la vejez y sonreía, con la jarra de oro en la mano, mientras escanciaba el brillante néctar al Padre del Cielo.

Algunos dicen que Eos fue la primera que raptó a Ganimedes para que fuera su amante y que Zeus se lo quitó. Fuera como fuese, lo cierto es que Hera lamentó el insulto de que habían sido objeto ella y su hija Hebe, hasta entonces copera de los dioses, pero lo único que consiguió fue irritar a Zeus, quien puso la imagen de Ganimedes entre las estrellas como Acuario, el portador de agua.

Robert Graves
Los Mitos Griegos.



lunes, 8 de enero de 2018

NATURALEZA Y HECHOS DE ATENEA





Atenea inventó la flauta, la trompeta, la olla de barro, el arado, el rastrillo, el yugo para bueyes, la brida de caballo, el carro y el barco. Fue la primera en enseñar la ciencia de los números y todas las artes femeninas, como la de la cocina, el tejido y el hilado. Aunque es una diosa de la guerra, no le agrada la batalla, como les agrada a Ares y Eris, sino más bien el arreglo de las disputas y la defensa de la ley por medios pacíficos. No lleva armas en tiempo de paz y, si alguna vez las necesita, se las pide habitualmente a Zeus. Su misericordia es grande: cuando los votos de los jueces se igualan en un juicio criminal en el Areópago, siempre da el voto decisivo en favor de la absolución del acusado. Sin embargo, una vez que interviene en la batalla nunca es derrotada, ni siquiera cuando lucha contra Ares mismo, pues domina mejor que él la táctica y la estrategia, y los capitanes prudentes acuden siempre a ella en busca de consejo.

Muchos dioses, Titanes y gigantes se habrían casado de buena gana con ella, pero ella rechazaba siempre todos los requerimientos amorosos. En una ocasión, durante la guerra de Troya, como no quería pedir a Zeus que le prestase sus armas porque éste se había declarado neutral, pidió a Hefesto que le hiciese un equipo especial para ella. Hefesto no quiso que le pagara y dijo tímidamente que haría el trabajo por amor; cuando, sin sospechar el significado de esas palabras, Atenea entró en la fragua para ver cómo el dios golpeaba el metal candente, Hefesto de pronto se dio media vuelta y trató de violarla. Hefesto, que no siempre se comportaba tan groseramente, había sido víctima de una broma maliciosa: Posidón acababa de infórmale de que Atenea se dirigía a la fragua, con el consentimiento de Zeus, llevada por la esperanza de que le hiciese el amor violentamente. Al apartarse Atenea precipitadamente, Hefesto eyaculó contra su muslo, un poco por encima de la rodilla. Ella se limpió el semen con un puñado de lana, que luego arrojó con asco; éste cayó al suelo en las cercanías de Atenas y fertilizó accidentalmente a la Madre Tierra que estaba allí de visita. Asqueada ante la idea de dar a luz un hijo que Hefesto había tratado de engendrar con Atenea, la Madre Tierra declaró que no aceptaría responsabilidad alguna de su crianza.

«Muy bien —dijo Atenea— yo mismo me encargaré de ello». En consecuencia se hizo cargo de la criatura tan pronto como nació, le llamó Erictonio y, como no quería que Posidón se riese del buen éxito de su chanza, lo ocultó en un cesto sagrado que entregó a Agaluro, la hija mayor del rey ateniense Cécrope, con la orden de guardarlo cuidadosamente.

Cécrope, un hijo de la Madre Tierra y, como Erictonio — quien según algunos era su padre—, en parte hombre y en parte serpiente, fue el primer rey que reconoció la paternidad. Se casó con una hija de Acteo, el primer rey del Ática. También instituyó la monogamia, dividió el país de Ática en doce comunidades, construyó templos dedicados a Atenea y abolió ciertos sacrificios de sangre en favor de modestas ofrendas de tortas de cebada. Su esposa se llamaba Agraulo; sus tres hijas, Aglauro, Herse y Pándroso, vivían en una casa de tres habitaciones en la Acrópolis. Un anochecer, cuando las jóvenes volvieron de un festival llevando en la cabeza los cestos sagrados de Atenea, Hermes sobornó a Aglauro para que le diera acceso a Herse, la más joven de las tres, de la que se había enamorado locamente. Aglauro se quedó con el oro de Hermes, pero nada hizo para ganarlo, porque Atenea hizo que sintiera celos de la buena suerte de Herse; en consecuencia, Hermes se introdujo airadamente en la casa, convirtió a Aglauro en piedra e hizo lo que deseaba con Herse. Después de haberle dado Herse dos hijos a Hermes, Céfalo, el amado de Eos, y Cerice, el primer heraldo de los Misterios Eleusinos, ella, Pándroso y su madre Agraulo sintieron la curiosidad de atisbar debajo de la tapa del cesto que había llevado Aglauro. Al ver un niño con cola de serpiente en vez de piernas, lanzaron gritos de terror y, precedidas por Aglauro, se precipitaron desde lo alto de la Acrópolis.

Cuando se enteró de esta fatalidad, Atenea se afligió de tal modo que dejó caer la enorme roca que había estado transportando a la Acrópolis como fortificación adicional y se convirtió en el monte Licabeto. Y al cuervo que le había llevado la noticia le cambió el color de blanco a negro y prohibió a todos los cuervos que volvieran a visitar la Acrópolis. Erictonio se refugió entonces en la égida de Atenea, donde ella le crió tan tiernamente que algunos la tomaron equivocadamente por su madre. Más tarde llegó a ser rey de Atenas, donde instituyó el culto de Atenea y enseñó a sus conciudadanos el uso de la plata. Su imagen fue puesta entre las estrellas como la constelación del Auriga, puesto que había introducido el carro tirado por cuatro caballos.

Es corriente otro relato, muy distinto, de la muerte de Aglauro, a saber, que en una ocasión en que se lanzó un ataque contra Atenas se arrojó desde la Acrópolis obedeciendo a un oráculo, consiguiendo de este modo la victoria. Esta versión se propone explicar por qué todos los jóvenes atenienses, al tomar por primera vez las armas, visitan el templo de Aglauro y allí dedican su vida a la ciudad.

Atenea, aunque tan modesta como Artemis, es mucho más generosa. Cuando Tiresias la sorprendió un día accidentalmente en el baño, le puso sus manos sobre los ojos y le cegó, pero manera de compensación le dio la linterna.

No queda constancia de que le irritaran los celos más que en una sola ocasión. He aquí la fábula: Aracne, ¿princesa de Colofón en Lidia —famosa por su tinte purpúreo— era tan hábil en el arte del tejido que ni siquiera Atenea podía competir con ella. Cuando le mostraron un paño en el que Aracne había tejido ilustraciones de tos amoríos olímpicos, la diosa lo examinó atentamente para encontrarle un defecto, pero como no pudo hallarlo, desgarró el paño con una ira fría y vengativa. Cuando Aracne, aterrorizada, se colgó de una viga, Atenea la transformó a ella en una araña —el insecto que más odia— y la cuerda en una telaraña, por la que trepó Aracne para ponerse a salvo.

Robert Graves.
Los Mitos Griegos.


jueves, 3 de diciembre de 2015

EL NACIMIENTO DE ATENEA.



Zeus se une a Metis, quien había adoptado diversas formas para zafarse, y al dejarla encinta se apresura a devorarla, pues Gea había predicho que después, de la hija que llevaba en su vientre, nacería un hijo destinado a ser dueño del cielo: por miedo a esto se la tragó. Cuando llegó el momento del parto, Prometeo, o según otros Hefesto, con un hacha le abrió la cabeza a Zeus y de ella saltó Atenea ya armada junto al río Tritón.
Apolodoro. Biblioteca (I, 3, 6).

miércoles, 25 de noviembre de 2015

ORIGEN RELIGIOSO DE LA MARGINACIÓN FEMENINA.



Tres principios religioso-mitológicos que han servido para legitimar históricamente la marginación de la mujer.

♠ Un principio, EVA. Según la religión judía, transmitida también a la tradición cristiana, Eva fue la primera mujer, creada por Dios a partir de una costilla de Adán. Como todos conocemos Adan y Eva fueron expulsados del Paraíso y condenados a sufrir en vida, debido a la debilidad de la mujer que fue tentada por Satanás en forma de serpiente. De esta forma, desde el principio de los tiempos la mujer ha sido “culpable” de todos los males de la Humanidad. Pero ¿ha sido esto siempre así?.

La religión católica de la mano de los Padres de la Iglesia, se encargó de perpetuar la figura de la mujer como origen de todo mal: «Es Eva, la tentadora, de quien debemos cuidarnos en toda mujer… No alcanzo a ver qué utilidad puede servir la mujer para el hombre, si se excluye la función de concebir niños». (San Agustín de Hipona.)

♠ Otro principio, LILITH. Para la tradición judía, aquella que no ha pasado al Cristianismo, existió una esposa de Adán anterior a Eva, nos referimos a Lilith. Lilith, en este caso, sería la primera mujer, pero no quiso someterse al hombre y a la hora de mantener relaciones sexuales quería dominar a Adán. Consecuencia de su desacato a la autoridad masculina; fue expulsada, maldecida y condenada a vagar eternamente (y alimentarse de sangre humana). La idea que transmite este mito es bien clara, la mujer que no se someta al hombre será expulsada de la sociedad. 

♠ Un tercer principio, PANDORA. El titán Prometeo, compadecido del sufimiento humano, robó el fuego a los dioses, y se lo entregó a los hombres para que pudiesen sobrevivir y llevar una vida más placentera. Los mezquinos olímpicos planearon su venganza, Pandora. Hefesto, el herrero, forjó una bella mujer a imagen y semejanza de los inmortales. También se le hizo entrega de un ánfora donde quedaron guardaros todos los males, bajo la promesa de no abrila nunca. Zeus acompañó a Pandora junto a los hombres, y Epimeteo, el hermano de Prometeo la acogió gustoso entre sus brazos. Entonces, Pandora, levantó la tapa del ánfora y todas las desgracias inundaron el mundo de los hombres. Asustada, tal vez arrepentida, cerró de nuevo el ánfora, quedando atrapada en su interior, la esperanza. 


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...