No era imán, ni predicaba en una mezquita, pero hizo un envalentonado llamamiento a la Guerra Santa. Nunca quedará muy claro si la yihad imitó a la cruzada o sucedió al contrario. En el año 1095 en el Concilio de Clermont el papa Urbano II alentó a toda la Cristiandad y la lanzó a la conquista de Tierra Santa, en manos de los musulmanes, a los que consideraba unos perros infieles; comienza la Primera Cruzada. Sin embargo Urbano II murió sin ver Jerusalén en manos Cristianos, los cruzados conquistaron la ciudad santa dos semanas después del fallecimiento del Santo Padre.
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