martes, 28 de enero de 2025

IZOLA.




Hubo un tiempo, no tan lejano en realidad, en que Austria ( el inolvidable Imperio Austrohúngaro) tenía su propia Riviera. La pequeña Izola, en el litoral esloveno, formaba parte de ella. Fueron los orígenes del turismo. Aunque aun solo lo disfrutaba una élite privilegiada.



Un símbolo de Eslovenia (el rebeco) y una de las cervezas más consumidas en el país. Ideal para combatir el calor sofocante de la costa durante el verano.




Como su propio nombre indica, la ciudad en origen fue una isla, dominada durante gran parte de su historia por la República de Venecia. La arquitectura y la fisionomía urbana son un bello recuerdo de la época en que Izola era veneciana.



Durante el siglo XIX Austria también podía bañarse en el mar Mediterráneo. Cuando la República de Venecia sucumbió parte del litoral adriático fue incorporado a los dominios del emperador austrohúngaro.



Después de la Segunda Guerra Mundial Izola se incluyó en la Zona B del Territorio Libre de Trieste controlada por el ejército nacional yugoslavo. Sin la belleza monumental de las vecinas Piran o Koper, Izola es más agradable y sosegada.




Pasear por Izola es encontrarte con la esencia mediterránea compartida por todas las tierras bañadas por el mar.




La vida a través de los ojos del artista de Izola Milan Obradovic Karp. El ambiente tabernario, los gatos y las mujeres voluptuosas son constantes y muchas de sus obras.

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