martes, 15 de marzo de 2016

ADEMAR DE MONTEIL.



Antes de la génesis de las órdenes militares formadas por monjes guerreros, en el seno del cristianismo ya existían obispos que dirigían ejércitos sin ningún tipo de complejos. Ademar de Monteil, obispo de la ciudad francesa de Le Puy, fue uno de los participantes de la Primera Cruzada. Auténtico guía espiritual de las fuerzas expedicionarias, fue nombrado legado apostólico del papa artífice de la cruzada Urbano, negoció con Alejo Comneno en Nicea y ayudó en lo que pudo para restablecer la disciplina entre los envalentonados cruzados. Eso sí, nunca intentó imponer la superioridad (teórica) de la iglesia occidental sobre la oriental. Ademar debía ser consciente de su situación de inferioridad espiritual en territorios tan alejados de Roma. Murió poco después de la toma de Antioquía en la que participó al frente de unos cuentos centenares de soldados.

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