viernes, 31 de enero de 2025

GALLIPIENZO VIEJO, EL SUEÑO DE TERRY GILLIAN.




Más de tres décadas pasó el cineasta Terry Gillian sieguiendo la estela de Don Quijote, pero no encontró al Caballero de la Triste Figura en la Mancha, sino en un pueblo medieval navarro llamado Gallipienzo.




Una pequeña joya que aúna por igual naturaleza y arquitectura tradicional. Unas espectaculares vistas y una observatorio de aves que se eleva por encima del río Aragón. En estos días los buitres leonados se han convertido en inseparables compañeros de viaje. Lo mejor de todo, el silencio, únicamente roto por el trino de las aves canoras.



De la imaginación y la creatividad del escritor, a la novela, y de la novela al cine. Javier, el zapatero convertido en Don Quijote, que encuentra Terry Gillian, nació, creció y aprendió el oficio en Gallipienzo Viejo. Aunque el ex Monty Python rebautizó como “Sueño”.




En los orígenes del Reino de Navarra, Gallipienzo se convirtió en una atalaya defensiva. En los primeros tiempos frente a las algaradas musulmanas y más tarde frente al vecino aragonés. La villa contaba con un castillo para la defensa de la frontera, unido a la iglesia de San Salvador.




Un precioso pueblo encaramado en un risco que se yergue en la frontera entre los viejos reinos de Aragón y de Navarra. Un perfecto nido para rapaces, donde el buitre es el señor absoluto.






Los viejos edificios callan, y nada cuentan del paso del cineasta, y del equipo de rodaje por sus calles. Atravesar las Bárdenas, dormí en Carcastillo, y una calurosa mañana de domingo llegar a Gallipienzo siguiendo la sombra del Ingenioso hidalgo manchego. Más allá del Sueño cinematográfico Gallipienzo Viejo es un maravilloso enclave que te permite viajar en el tiempo.

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