En Redondela confluyen el mundo
marinero del pescado y el marisco, y el mundo agrícola del interior.
Cuando entramos en Redondela lo
primero que vemos es el Convento de Vilavella, un edificio del siglo
XVI construido bajo el patrocinio de la familia Prego de Montaos. En
el siglo XX fue modificado para adaptarlo como vivienda. Conserva el
ala este original y la iglesia, que es anterior al convento.
En Redondela es necesario bucear
un poco entre sus calles para encontrar el patrimonio arquitectónico
y etnográfico, como los típicos hórreos y las casas populares. Un
plano de la ciudad puede ayudar.
Entre los personajes arquetípicos
de la ciudad ocupa un lugar destacado Xan Carallás, un ser burlesco
al que la tradición atribuye la fundación misma de la ciudad. El
dibujo que de él hizo Castelao es la imagen que hoy tenemos de él:
marinero rudo y desaliñado, bebedor y algo socarrón. Conocido ya en
el siglo XIX, no sabemos a ciencia cierta cual es su origen.
Como ya hemos mencionado más
arriba Redondela cuenta con un interesante patrimonio arquitectónico
oculto de las miradas menos curiosas.
Igrexa de Santiago.
En una localidad vincula
históricamente a las peregrinaciones no podía falta una iglesia
dedicada al apóstol Santiago. La iglesia como tal ya existía en el
siglo XIII aunque el edificio actual es, en esencia, de finales del
siglo XV y principios del XVI. O sea, de un estilo gótico tardío.
Eso sí, con modificaciones posteriores.
Dos imágenes llaman
especialmente la atención, un Santiago a caballo que remata la
portada y un Cristo Peregrino que preside el altar mayor. Luce
calabaza, bordón y vieira.
Durante la Edad Media las
construcciones en Redondela se sucedían a lo largo de sus dos ejes
principales, el Camino Real que venía desde Tui y formaba parte de
la ruta de peregrinación portuguesa a Santiago, y la línea de la
ribera del mar.
Casa da Torre.
Una casa fuerte que vivienda fue
de los Condes de San Román. En el siglo XX cumplió funciones
municipales y en la actualidad es albergue de peregrinos. En cierto
aspecto señala la entrada al casco histórico de la ciudad, a la
zona noble.
Hórreo da Rúa da Leña.
El hórreo se encuentra situado
en la encrucijada de dos calles – Rua da Leña y Rúa Lourcino –
y era el lugar donde antiguamente se vendía la leña para los
hogares. El hórreo mantiene, en lo esencial, su estructura original,
y presenta un considerable tamaño. A partir de este punto nos
adentramos en A Esfarrapada, el barrio marinero.
Casas dos soportais.
En la parte alta de la ciudad,
alejada del tráfico surgen las casas tradicionales de Redondela,
como esta Casa dos soportais. En origen esta era la tipología de las
viviendas de los marineros, con recios soportales que se utilizaban –
hasta no hace mucho tiempo – para guardar los aparejos de pesca y a
la vez sirven de cobijo frente a las inclemencias del tiempo.
A pesar de estar situada cerca de
la ría, la presencia del mar apenas se intuye cuando se pasea por
las calles de Redondela.
Casas de tipo marinero.
Unas pocas mantienen en sus
viejos muros de piedra los restos del encalado que utilizaban como
medida de higiene. Destacan las solanas con modillones sobre los que
se asienta el balcón.
Conjunto de hórreos.
Hubo un tiempo en que en esta
parte de la ciudad, conocida como Cabo dos Fumeiros, se acumulaban
hasta veinticinco hórreos. Aunque muchos han desaparecido, aún
conservan parte de la agrupación de hórreos que se situaba en la
parte alta de la villa, el lugar más idóneo para conservar las
cosechas al aprovechar las corrientes de aire. Estos hórreos
presentan las características de los hórreos de las Rías Baixas,
con la utilización del granito en casi toda su estructura. También
los había de madera, pero no pudieron aguantar el paso del tiempo.
Fuente de Santiago. Del siglo
XVIII en la plaza a la que da nombre.
Casa Fidalga.
Frente a los hórreos, otra casa
de gente pudiente que luce blasón familiar. La familia Fidalga
estaba emparentada con los poderosos Sotomayor.
Un poquinho de historia.
Un R rodeada de tres conchas de
Vieria es el escudo de Redondela, una villa gallega de pasado
marinero. El primer documento oficial en el que Redondela aparece
como villae es de 1243. La villa creció en torno al Camino de
Santiago y a la actividad pesquera, dispuesta alrededor del río
Alvedosa.
Antiguamente, y hasta el siglo
XX, el casco urbano de Redondela estaba dividido en dos núcleos
independientes: Vilavella y Vilanova de Redondela. Dentro de Vilanova
también se apreciaba una clara diferenciación entre la parte de la
villa cercada por una muralla, al menos en el siglo XIV, y el barrio
marinero. Redondela mantuvo la esencia marinera hasta bien entrado el
siglo XX cuando la villa y las formas de vida de sus habitantes
experimentaron una profunda transformación vinculada al desarrollo
de la industria textil.
En 1494 el visitante alemán
Jerónimo Münzer escribe sobre Redondela . . . pequeña villa sobre
un brazo de mar, donde se pescan sardinas en abundancia admirable . .
.
Abandonando Redondela, siguiendo
los pasos de los peregrinos que dirigen sus pasos a Santiago, nos
encontramos con la Capela de Santa Mariña construida en el siglo
XIX.
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