La iglesia plenomedieval,
una de las instituciones más influyentes en la sociedad de la Europa
Occidental, va a estar caracterizada por los siguientes elementos y
procesos.
Reforma del monacato. La
reforma del monacato, que se realizó siguiendo el modelo clásico
benedictino, se produjo por obra de las órdenes de Cluny (siglos X –
XI) y de Císter (siglo XII). Ambos, Cluny y Císter, pretendían
volver a los orígenes, al espíritu cristiano de las primeras
comunidades evangélicas. Según estos reformadores, la Cristiandad,
con la propia iglesia a la cabeza, se habían apartado del camino,
del mensaje de los primeros cristianos, de ahí la importancia vital
de recuperar dichos principios. Estas ideas dieron lugar a amplios y
profundos movimientos de reforma.
Enfrentamiento
Papado/Imperio. Durante la Alta Edad Media había surgido este
enfrentamiento que alcanzará su punto álgido en los siglos
plenomedievales. La razón de la disputa la podemos resumir en una
sencilla disyuntiva: ¿quién debe tener la primacía sobre quién,
el poder temporal o el poder espiritual?. La confrontación fue muy
dura, el papado excomulgó a varios emperadores, y a su vez, algunos
emperadores nombraron a diversos antipapas. Al final de la “Querella
de las Investiduras” ambas instituciones están agotadas y muy
debilitadas, las monarquías serán las beneficiadas, pues
conseguirán hacerse con más parcelas de poder.
Liderazgo. La iglesia
ejercerá su liderazgo en todos los aspectos, con ramificaciones que
se extienden por los diversos ámbitos del mundo occidental
cristiano. Y ese liderazgo queda materializado en las Cruzadas,
expediciones militares en las que el papa demuestra su inmenso poder
de convocatoria, empenzando por la primera lanzada a viva por en
Clermont por el papa Urbano II.
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