Poderoso señor feudal
húngaro que aprovechó la debilidad de los últimos monarcas de la
Casa Arpad y la crisis sucesoria subsiguiente, para medrar en
política, acumular dominios, hacerse tremendamente rico, campar a
sus anchas por las tierras del reino y convertirse, de facto, en un
“el rey sin corona de Hungría”.
Miembro de una poderosa
e influyente familia, los Csak, inmersos en un cruenta lucha de
poderes contra otras familias. Los Kozsegie eran sus más
encarnizados rivales. Mateo Csák fue, como su propio padre, nádor
(segunda persona más poderosa después del rey), mariscal, juez,
gobernador y señor de la tesorería, además de dueño absoluto de
la Alta Hungría. A lo largo de su vida fue juntando un destacado
patrimonio territorial a través de diferentes procedimientos:
herencia de su padre y de su tío, conquista de posesiones rivales y
compra de tierras y fortalezas.
En el año 1291
participó en una campaña militar que Andrés III lanzó contra el
duque Alberto I Habsburgo, un pretendiente al trono magiar. Las
tropas húngaras derrotaron a los austriacos en una batalla cerca de
Viena. Sus triunfos militares ayudaron a incrementar su prestigio.
Como recompensa Mateo recibió del rey el título de caballero y el
de gobernador de Bratislava. Más tarde fue nombrado juez de los
cumanos y nádor de Hungría. A lo largo del reinado de Andrés III
Mateo fue consiguiendo más y más títulos, acrecentando
exponencialmente su poder e influencia.
En 1293 las ansias de
poder de Mateo eran incontenibles y ocupó, utilizando la fuerza, la
provincia de Trencín. Atacó y devastó la región de Nitra y por el
uso irresponsable y desmedida de la violencia, el rey le desposeyó
de sus títulos. Sin embargo, el orgullo y altivo Mateo siguió
hacierno gala de ellos. Enfrentado al rey, comenzó a ocupar tierras
y fortalezas de otros nobles (más afines al monarca), llegando a
eleminar a algunas de las ramas rivales. En esos momentos logró una
posición que ningún otro noble había alcanzado jamás en la
longeva historia de Hungría.
En 1301 muere el rey
Andrés III, último representante de la casa de Arpad y se inicia
una larga lucha por la sucesión con tres candidatos enfrascados en
ella: Otón III duque de Baviera, Wenceslao III de Bohemia y Carlos
Roberto de la familia Anjou.
Como sucedió en la
corona de Castilla durante el siglo XV (y otros rincones de Europa),
los clanes nobiliarios luchan por el poder y la supremacía sobre el
resto. Se dedican a coleccionar tierras, haciendas y feudos, para
demostrar quién la tenía más grande. Tras la muerte de Andrés los
barones se independizaron totalmente: recaudaban impuestos, acuñaban
moneda, impartían justicia....
Para consolidar su
poder, Mateo Csák decidió establecer a un rey marioneta, joven,
débil e inexperto al que pudiese manejar a su antojo, y el elegido
fue Wenceslao III de Bohemia. Mateo Csák participó activamente en
su coronación en la ciudad regia de Szekesfehervar. Por este apoyo,
Mateo Csák recibió los territorios de Nitra. Como en el fondo Mateo
no quería a ningún rey (salvo a él mismo), pronto se levantó
contra su antiguo protegido. Sin apoyos y desde una posició débil,
Wenceslao renunció al trono húngaro y se volvió a Bohemia a reinar
allí con dignidad.
Mateo Csák aprovechó
la vuelta a casa de Wenceslao para conquistar e instalarse en
Visegrad. Convirtió esta palza en residencia y desde allí se lanzó
a tomar otras fortalezas (no menos de veinte). A priori en estos
momentos no parecía oponerse abiertamente a otro candidato, Carlos
Roberto. De todas formas el enfrentamiento entre ambos era cuestión
de tiempo, no puede haber dos gallos altaneros en el mismo corral.
Desde Visegrad Mateo
lanzó un terrible ataque sobre la cercana ciudad de Buda, obligando
a Carlos Roberto a traslader su corte a Temésvar (Timisoara). Con el
rey acantonado en el sur y él dominando todo el norte del país,
alcanzó Mateo Csák la cúspide de su poder. Fue excomulgado por no
acatar la autoridad de un rey al que había jurado obediencia. Su
respuesta fue asediar y tomar las fortalezas del arzobispo de
Esztergom y la del arzobispo de Nitra. Estaba dando el todo por el
todo y Carlos Roberto (si quería reinar sin obstáculos) no podía
permanecer de brazos cruzados.
En 1312 Mateo Csák
aliado con los hijos de Amado Aba, fue vencido en la batalla de
Rozgony por las tropas reales. A pesar de que con esta derrota la
posición del noble Mateo se había debilitado mucho, el rey nunca
pudo ni vencerlo ni someterlo del todo. Esa partida únicamente la
podían decidir las Moiras.
Aprovechando esta
debilidad, Tamás Széceni, fiel partidario del Carlos Roberto,
arrebató en 1315 la ciudad y la estratégica fortaleza de Visegrad
al noble rebelde. Ahora pudo el monarca regresar a la plaza fuerte y
la ciudad recuperó la capitalidad del reino. En los años venideros,
el rey solo pudo recuperar un puñado de fortalezas, hasta que en
1321 murió Csák, y con él su vasto imperio. Sin hijos,
descendencia, ni sucesor, el rey Carlos Roberto dijo, todo para mí e
incorporó los antiguos dominios de Mateo a la Santa Corona Húngara,
restableciendo la autoridad (y la unidad).
La vida de Mateo Csák
fue una carrera de fondo en pos del poder omnímodo. Una persona
ambiciosa, con pocos escrúpulos, un fascinante personaje de la
historia medieval húngara. El oligarca más poderoso de la Alta
Hungría, nunca sometido ni sojuzgado, nunca derrotado ni desposeído.
Se enfrentó a la nobleza, a la alta jerarquía eclesiástica y a la
monarquía. Nadie pudo con él.
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