Cuentan los lugareños
que las aguas del lago Storsjön donde se asienta esta ciudad,
estaban habitadas por un monstruo marino del que podemos ver
múltiples figuras de vivos colores en todas las calles de la ciudad.
Esta ciudad sueca es un lugar ideal para iniciar la incursión en las
frías tierras de Laponia, la patria de los saami, ancestrales
pastores de renos, que siguen manteniendo sus costumbres cuyo origen
se pierde en la noche de los tiempos.
Por cierto el monstruo
del lago Storsjön se llama Birger. Parece ser que todas las regiones
lacustres de Europa tienen su bichejo antediluviano.
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