Ni
Bill Gates, ni Rupper Murdock, ni Rockefeller, el hombre más rico de
la historia fue un rey africano de la Edad Media, Musa I de Mali, más
conocido como Mansa Musa. Llegó al poder en 1307 y una vez sentado
en el trono se dedicó a consolidar la autoridad real y mantener lo
conseguido por sus antecesores, de tal forma que bajo su gobierno, el
Imperio de Mali vivió su etapa de mayor esplendor.
Mansa
Musa extendió su poder por parte de Gambia, Senegal, Guinea y Mali,
desde Dakar hasta Gao y desde el Sahel a los límites mismos de la
selva ecuatorial. Además incorporó la ciudad de Tombuctó, que
quedó vinculada desde este momento al poder mandinga. De esta manera
el Níger se convirtió en el eje dominante del oeste africano, pues
sobre este río se sitúan los principales centros económicos de la
región; Djenné, Dinka, Tombuctú y Gao.
Recientemente
Celebrity Net Worth ha elaborado una lista de las personas más ricas
de la historia, ajustando el patrimonio a la inflación, y el primero
de todos es este rey africano. Mansa Musa amasó una enorme fortuna
gracias a la producción de oro y al control del comercio de sal,
ambos muy cotizados en Europa.
Como
buen musulmán Mansa Musa realizó la pertinente peregrinación a La
Meca, y la hizo acompañado de una inmensa y lujosa caravana, formada
por cientos de porteadores y camellos cargados de oro y piedras
preciosas. Se cuenta que a su paso por El Cairo gastó tanto dinero
que desató una tremenda inflación en todo el norte de África.
Al
regresar de Tierra Santa acometió un importante proyecto de obras
públicas y religiosas, embelleciendo por encima de todas las
ciudades, Tombuctú. Para acometer tales obras contó con la
colaboración de un gran arquitecto, Er Saheli. Además se convirtió
en mecenas de las artes y de las letras árabes.
Para
los historiadores árabes Ibn Battuta e Ibn Jaldún, Mansa Musa fue
el más importante de los soberanos del África Negra. Con sus obras,
Mansa Musa tendió un puente entre el África Subsanariana y el mundo
árabe.
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