Tenía entonces la tierra
una sola lengua y palabras iguales. Cuando vagaron por la parte de
oriente, los hombres fueron a parar a una llanura de la tierra de
Senaar y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: “¡Vamos!
Hagamos ladrillos y cozámoslo al fuego”. El ladrillo les sirvió
de piedra, y el betún, de argamasa. Luego dijeron: “¡Vamos!.
Construyámonos una ciudad y una torre, cuya cumbre llegue al cielo,
y hagámonos un monumento para no quedar dispersos sobre la faz de
toda la tierra”.
Génesis 11, 1- 4.
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