Maestre
de la Orden hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, Cardenal de la Iglesia Católica, su
tenacidad le hicieron merecedor del título de “Escudo de la
Cristiandad” y su capacidad organizativa demostró a todo Occidente
que el Turco no era invencible. Pierre d'Aubursson dirigió con
eficacia la defensa de la Isla de Rodas, asediada por las imparables
turcos de Mehmet II. El maestre convocó en la isla mediterránea a
todos los miembros de su orden, que una vez allí juraron morir antes
que rendirse. Tras dos meses de duros combates, la armada turca tuvo
que retirarse. Italia, el siguiente objetivo de la Sublime Puerta se
había salvado.
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