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viernes, 7 de junio de 2024
miércoles, 31 de enero de 2024
CONVERSACIONES SOBRE LA PLURALIDAD DE LOS MUNDOS.
Siglo XVIII, la Ilustración y las luces, Bernard de Fontenelle escribe, entre otras cosas, sobre las formas de vida en otros planetas y astros del Sistema Solar. La infancia de la exobiología y de la ciencia ficción.
- ¿No creéis - le dije - que el día mismo no es tan hermoso como una bella noche?.
- Sí - me respondió -; la belleza del día es como una beldad rubia que es más brillante, pero la de la noche es una beldad morena que es más conmovedora.
Así comienza la larga conversación entre Fontenelle y la marquesa, sobre la pluralidad de los mundos. El autor utiliza el diálogo, para a lo largo de la obra, ir exponiendo las ideas (propias y ajenas) sobre física, astronomía y exobiología. Fontenelle ofrece en esta obra una explicación, sencilla y apta para todos los públicos, del modelo heliocéntrico de Copérnico. A diferencia de otras obras de la época, la escribió en francés, y no en latín. Lo más interesante, no obstante, son las conversaciones sobre los habitantes de otros mundo. Sencillamente delicioso.
Fontanelle nos invita a un viaje por el Sistema Solar conocido, desde Mercurio hasta Saturno, deteniéndose en el Sol y en la Luna. Aún no habían sido descubiertos Urano, Neptuno y Plutón. Intenta dotar de cierto carácter científico su obra, pero sin desdeñar lo imaginario y creativo de la mente humana.
"No he querido imaginar nada sobre los habitantes de los mundos que fuese totalmente imposible y quimérico. He tratado de decir todo lo que podría pensarse razonablemente de estos, e incluso las imágenes ilusorias que he añadido a esto tienen algún fundamento real. Lo verdadero y lo falso están aquí mezclados, pero son siempre fáciles de distinguir. No me detendré a justificar un compuesto tan extraño. Este es el punto más importante de la obra y es, precisamente, aquel del que no puedo dar razón".
El viaje comienza en Venus, donde conocemos a sus peculiares habitantes, sometidos a las altas temperaturas del astro rey. Tópicos con los que históricamente se ha descrito, por ejemplo, a los andaluces.
- ¡Oh!, sin duda - repliqué -. El pueblo de Venus no está compuesto más que por Celadones y Silvanos, y sus conversaciones más comunes valen tanto como las más bellas de Clelia. El clima es muy favorable a los amores; Venus está más próximo al Sol que nosotros y recibe una luz más viva y más calor. Está, aproximadamente, a dos tercios de la distancia del Sol a la Tierra.
- Ahora veo cómo están hechos los habitantes de Venus - dijo la marquesa -. Se parecen a los moros granadinos, un pueblo negro, quemado por el sol, lleno de gracia y fuego, siempre enamorados, haciendo versos amantes de la música, inventando fiestas, danzas y torneos todos los días.
Venus y la Tierra, son como dos hermosos gemelos, cada uno es un espejo para el otro.
"Me alegro - dijo la marquesa -, la Tierra podrá ser para Venus el lucero del alba y madre de los amores, como Venus lo es para nosotros. Estos nombres no pueden ser adecuados más que a un planeta que sea bonito, claro, brillante y que tenga un aire galante".
Sobre la Luna y su habitabilidad, el filósofo realiza una interesante reflexión desde el punto de vista de la teología.
Cuando se os dice que la Luna está habitada, al punto os representáis allí hombres hechos como nosotros y después, si sois un poco teológicos, os encontráis llenos de dificultades. La descendencia de Adán no ha podido extenderse hasta la Luna, ni enviar colonias a aquel país. Los hombres que hay en la Luna no son, pues, hijos de Adán. Ahora bien, sería embarazoso para la teología que allí hubiese hombres que descendieran de él.
En Mercurio las temperaturas son tan altas, que sus habitantes carecen totalmente de cordura.
Pero ¿y los habitantes de Mercurio?. Están más de dos veces más próximos al Sol. Es preciso que estén locos a fuerza de vivacidad. Creo que no tienen memoria , no más que la mayor parte de los negros; que no reflexionan sobre nada, que no actúan más que a la ventura, y por movimientos repentinos, y, en fin, que es en Mercurio donde están los manicomios del universo".
Curiosamente para Fontenelle, Marte no presentaba ningún interés. El filósofo francés no pudo imaginar el éxito que alcanzaría el Planeta Rojo entre los buscadores de extraterrestres, los soñadores y los escritores de Ciencia Ficción.
"Que yo sepa, Marte no tiene nada especial [...]. En fin, Marte no vale la pena como para detenerse en él".
Sin embargo se atreve a imaginar como sería poder vivir en el Sol y contemplar desde allí toda la belleza de la creación.
En definitiva, sea lo que sea lo que pueda ser el Sol, no parece en absoluto adecuado para estar habitado. No obstante, es una lastima, la morada sería hermosa. Se estaría en el centro de todo. Se vería a los planetas girar a su alrededor de forma regular.
Júpiter, el Coloso, gobierna sobre las lunas que forman su sistema de satélites.
"Quisiera, pues - replicó ella -, que los habitantes de las cuatro lunas de Júpiter fuesen como colonias de Júpiter; que hubiesen recibido de él sus leyes y sus costumbres, y que, en consecuencia , le rindiesen alguna especie de vasallaje y no miraran al gran planeta más que con respeto".
"- ¿No haría falta, además - le dije - , que las cuatro lunas enviasen, periódicamente, diputados a Júpiter para prestar juramento de fidelidad?. Por lo que a mí respecta , os confieso la poca superioridad que tenemos sobre las gentes de nuestra Luna, me hace dudar que Júpiter tenga mucha sobre los habitantes de las suyas.".
La Tierra situada en el punto intermedio entre los extremos marcados por Mercurio y Saturno, y por tanto, los habitantes de nuestro planeta tenemos algo de ambos mundos. Estamos en la zona de habitabilidad del Sistema Solar.
- Me dais una idea de Saturno que me hiela - respondió la marquesa - , mientras que antes me acaloré cuando me hablabas de Mercurio.
- Estos dos mundos que están en las dos extremidades de este gran torbellino tienen que ser opuestos en todo - repliqué.
- Así pues - respondió ella -, en Saturno deben estar muy cuerdos porque me habéis dicho que en Mercurio todo el mundo estaba loco.
- Si en Saturno no se está muy cuerdo - repliqué -, por lo menos , según las apariencias, se es muy flemático. Son gente que no saben lo que es reírse, que siempre se toman un día para responder a la menor pregunta que se les hace, [...]
- Se me ocurre una idea - dijo ella -. Todos los habitantes de Mercurio son activos, todos los de Saturno son lentos. Entre nosotros , unos son activos y otros lentos. ¿No será porque, estando nuestra Tierra justamente en el medio de otros mundos, nosotros participamos de las extremidades?. Para los hombres no hay carácter fijo y determinado; unos están hechos como los habitantes de Mercurio, otros como los de Saturno, y somos una mezcla de todas las especies que se encuentran en los otros dos planetas.
- Me gusta esta idea - repliqué -. Nosotros formamos un conjunto tan extraño que ¿podría creerse que hubiéramos sido reunidos de varios mundo diferentes?. En base a esto resulta bastante cómodo estar aquí, donde se ve a todos los demás mundos compendiados.
- Al menos - dijo la marquesa - una comodidad muy real que tiene nuestro mundo por su situación es que no es tan caliente como el de Mercurio o Venus, ni tan frío como el de Júpiter o Saturno. Además, precisamente estamos en un lugar de la Tierra donde no sentimos ni exceso de calor ni de frío. Realmente , si cierto filósofo daba gracias a la naturaleza por ser hombre y no bestia, griego y no bárbaro, yo quiero agradecerle el estar sobre el planeta más atemperado del universo, y en uno de los lugares más atemperados del planeta".
Fontenelle utiliza su erudición para impresionar a la marquesa, y es que ya se sabe, el cerebro de un hombre es el órgano masculino más admirado por las mujeres.
"- ¡Vaya! - exclamó ella -. ¡Tengo en la cabeza el sistema del universo!.¡Soy sabía!.
- Sí - repliqué -, lo sois de modo bastante razonable. Y lo sois con la ventaja de poder no creer en nada de todo lo que os he dicho, en cuanto se os antoje. En recompensa a mis fatigas, os pido que nunca veáis el Sol, el cielo o las estrellas sin pensar en mí ".
viernes, 26 de enero de 2024
HISTORIA VERDADERA ¿LA PRIMERA AVENTURA ESPACIAL?
En el siglo II d.C. Luciano de Samosata escribió Historia Verdadera, en la que narra (entre otras muchas peripecias y aventuras) un fantástico viaje por el espacio, describiendo diferentes criaturas y razas alienígenas, explicando además los enconados conflictos entre civilizaciones, al más puro estilo Space Opera. Estamos ante un lejano precedente de John Carter de Rice Burroughs o la Guerra de las Galaxias de George Lucas. Luciano tira de ironía y de inventiva para escribir una divertida sátira sobre las eruditas obras de historia de su época, repletas de hechos fantásticos considerados verídicos. Al más puro estilo cervantino.
Después de atravesar las Columnas de Hércules, uno de los confines del mundo conocido durante la Antigüedad Clásica, un terrible vendaval arrastró la nave donde viajaban el protagonista y sus compañeros, depositándola con delicadeza en la Luna.
Una poderosa escena que nos recuerda a otros clásicos. Otro vendaval traslado a Dorothy desde Kansas hasta el maravilloso mundo de Oz.
En la Luna fue recibido por su rey, Endimión, que cumplió sobradamente con su papel de anfitrión. Conversando con él, Luciano se enteró que los habitantes de la Luna estaban en guerra con los del Sol, pues el astro rey también estaba habitado. Por lo visto, los selenitas habían proyectado crear una colonia en Venus, pero Faetonte, rey de los habitantes del Sol, se lo impidió cortándole el camino con su ejército. Y ese fue el origen del conflicto.
Los terrícolas llegan a tiempo para participar en la batalla decisiva entre selenitas y heliotas, con sus respectivos aliados llegados desde Sirio, la Osa Mayor o la Vía Láctea.
Al igual que Homero en el Catálogo de las Naves, convertido en un Herodoto imaginativo y fantasioso, Luciano describe el orden de batalla y las peculiares tropas que participaron en ella. Asnos trompeteros, arañas gigantes, jinetes sobre plumaverdes, enormes aves que en vez de plumas tienen el cuerpo cubierto de verduras y sus alas semejan hojas de lechuga, pulgarqueros que acuden al campo de batalla montando en pulgas del tamaño de elefantes, gorrionbellotas, cabalgagrullas, lanzamijos, ajoguerreros....
Los cabalgabuitres son hombres que cabalgan como una auténtica caballería. Hacen funcione de escolta y también desempeñan un destacado papel cuando se despliegan en orden de batalla.
Estos cabalgabuitres nos recuerdan, por ejemplo, a Nausicaa la heroína creada por el genio Miyazaki o Arzak del inigualable Moebius.
En cuanto al armamento, el disparatado autor nos ofrece la siguiente información: "Éstas eran las fuerzas de Endimión. Todos tenían el mismo armamento: cascos de habas — sus habas son grandes y resistentes— y corazas de altramuces,todos cubiertos de escamas — cosiendo las cortezas de los altramuces fabrican corazas, pues allí la corteza del altramuz es irrompible, como el cuerno".
Las fuerzas desplegadas por Faetonte, evocan, por su magnificencia de detalles, a las desplegadas por Jerjes durante las Guerra Médicas: "En cuanto al enemigo, estaban a la izquierda los cabalgahormigas, y entre ellos Faetonte. Son animales muy grandes, alados, semejantes a pletros. Combatían no sólo sus jinetes, sino ellos mismos, en especial con sus antenas. Se decía que eran unos cincuenta mil. A su derecha se alinearon los aeromosquitos, también alrededor de cincuenta mil, todos ellos arqueros sobre grandes mosquitos; les seguían los aerodanzarines, infantería ligera, pero igualmente eficaz en la lucha, pues a larga distancia disparaban a honda rábanos gigantes, y quien resultaba alcanzado no podía resistir un momento, pues fallecía, y su herida desprendía mal olor —se decía que untaban sus proyectiles de veneno de malva—. A continuación de ellos se alinearon los tallohongos, hoplitas, en número de diez mil. Fueron llamados tallo-hongos porque usaban las setas como escudos, y tallos de espárragos como lanzas. Junto a ellos se situaron los perrobellotas, enviados por los habitantes de Sirio, cinco mil hombres con rostro de perro, que combaten sobre bellotas aladas. Se decía que también para Faetonte llegaban con retraso, de entre sus aliados, los honderos de la Vía Láctea y los nublocentauros; estos últimos llegaron cuando la batalla estaba ya decidida , pero los honderos ni siquiera hicieron acto de presencia, por lo que dicen que más tarde Faetonte, encolerizado, arrasó a fuego su territorio".
Los selenitas y sus aliados, los heliotas y los suyos, son un trasunto de la Ligas de Delos y del Peloponeso. A diferencia de Atenas y Esparta, el rey del Sol y el rey de la Luna firmaron una ventajosa paz para ambos. Así volvía la tranquilidad al universo cercano.
Luciano aprovechó su estancia en la Luna para observar algunas rarezas que nos transmite en su obra. "En primer lugar, no nacen de mujeres, sino de hombres: se casan con hombres, y ni siquiera conocen la palabra «mujer. Hasta los veinticinco años actúan como esposas y, a partir de esa edad, como maridos. Y no quedan embarazados en el vientre, sino en la pantorrilla".
"Cuando envejecen no mueren, sino que se disuelven como el humo y se transforman en aire. El alimento es el mismo para todos: encienden fuego y sobre las ascuas asan ranas que vuelan en abundancia por el aire de aquel país, una vez asadas, se sientan en círculo como en torno a una mesa, aspiran el humo que asciende y se dan el festín. Así es su comida. En cuanto a su bebida, exprimen el aire en una copa y brota un líquido semejante al rocío".
Llegado el momento, Luciano y sus compañeros se despidieron del rey y continuaron sus aventuras. Pero esa es otra historia.