sábado, 6 de marzo de 2021

INVIERNO EN LA MONTAÑA. CALAR ALTO.

 


La niebla lo cubre todo, el viento azota los suelos rocosos y desnudos, pero los pinos mantienen el tipo, no se inmutan, no sufren, están perfectamente adaptados a las duras condiciones climáticas. Subir a la montaña siempre tiene algo de aventura, de evasión y de libertad.







Una alondra totovía (Lullula arborea) nos deleita con su presencia, y un precioso concierto de viento. Esta especie habita en pinares, bosques mixtos y prados alpinos hasta los 2.000 metros de altitud (más o menos la altura a la que nos encontramos en Calar Alto).









Invierno en la alta montaña. Niebla y humedad. Visibilidad cero. Lo único que se oyen son nuestras pisadas . . . y el canto de los carboneros, un elegante pajarillo que vive encantado en este maravilloso enclave forestal.





Me fascina el carbonero garrapinos (Periparus ater), totalmente ajeno al frío, encaramado en la rama más alta de un pino, entona su melodía . . . tit tuii . . . Un pajarillo característico de las zonas serranas pobladas por coníferas. Pasa el día buscando pequeños insectos y semillas. Es sorprendente esta pequeña criatura, que parece frágil y vulnerable, pero es capaz de medrar en un entorno como este.






Invierno en la montaña. Salvo por las nevadas, hay poca diferencia estacional en la alta montaña. Escasa vegetación, roca desnuda y biodiversidad pobre. En la Sierra de los Filabres son las especies cinegéticas las dominantes, junto con algunas pequeñas aves adaptadas al entorno.




Siempre me alegra el día encontrarme con algún alcaudón real (Lanius meridionalis).













Las criaturas del bosque, como esta familia de jabalíes (Sus scrofa) aprovechan las horas de sol para hozar en busca del sustento diario. Un enclave despoblado y deshumanizado (en el sentido más positivo del término) permite a los grandes mamíferos vagar libremente y sin temor por las cumbres más altas de las Sierra de los Filabres.









La cabra montés (Capra pyrenaica hispanica) empezó a colonizar la Sierra de los Filabres a comienzos de los años '90 procedentes de la Sierra de Baza. En la actualidad sus poblaciones siguen creciendo y es relativamente sencillo cruzarse con ellas.





El ciervo rojo o venado (Cervus elaphus) es uno de los mamíferos más elegantes que pueblan los bosques ibéricos.


También nos cruzamos con un pequeño zorro, pero fue imposible fotografiarlo. Hay que salir al campo para encontrarse cara a cara con la vida. Las ciudades se han convertido en medios demasiado artificiales y nos alejan, cada día más, de la Naturaleza.




Este paisaje tiene algo de tundra, y algo de taiga. Me trae recuerdos de nuestras visitas estivales a tierras circumpolares de Europa.





Desde que viene aquí por primera vez (hace un año, una vez terminado el desconfinamiento), la Sierra de los Filabres se ha convertido en uno de mis personales paraísos en la Tierra.

Lunes 1 y Martes 2 de Marzo 2021



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