lunes, 1 de marzo de 2021

AZOFRA, ESENCIA CAMINERA RIOJANA.

 


La marcha hasta Azofra ha sido ligera y cómoda. La localidad apenas se eleva por encima de los campos que la rodean. Urbanismo típico de una localidad Xacobea, el Camino coincide con su Calle Mayor. La iglesia, Parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles, queda un poco más arriba. 












El Camino de Santiago y la Calle Mayor se confunden a su paso por Azofra. Noble villa de orígenes árabes, que se enclava en el valle del río Tuerto. Su historia esta íntimamente vinculada al Camino de Santiago, su Calle Mayor coincide con la ruta. En ese sentido es un bello ejemplo de Pueblo-Calle. Los peregrinos encontrarán todo lo que necesiten. En la Edad Media Azofra contaba con hospital que existió hasta el siglo XIX. También se construyó un cementerio para enterrar a los desafortunados que encontraban a la Parca mientras peregrinaban. (No quedan restos ni del hospital ni del cementerio). 


Parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles.
Aunque la Parroquia está dedicada a Nuestra Señoras de los Ángeles, la patrona es Santa María Magdalena, cuya festividad se celebra el 22 de Julio. La iglesia se construyó con sillar y sillarejo y consta una nave, de los siglos XVII y XVIII, de tres tramos cubiertos con bóvedas de lunetos y bóveda de crucería del siglo XVI. 


Muertos por Dios y por España.
Me causa sorpresa que aún existan lápidas como estas, que recuerdan una Santa Cruzada que sólo existía en sus cabezas. Y cuyas heridas aún no ha terminado de cerrar. (Julio 2017 en Azofra). 




Doña Isabel de Azofra.
Esta mujer, aún recordada por Azofra, fundó en el lejano 1168 el primitivo hospital de la villa, y un cementerio anexo. Desde hace siglos el Camino de Santiago sirvió de elemento dinamizador a centenares de pueblos y villas de los cuatro reinos (Navarra, Castilla, León y Galicia).


El lento caminar del peregrino le permite descubrir la grandeza de historia y calor humano que se esconde en los pequeños pueblos que jalonan el Camino de Santiago. Aunque en muchos se han perdido los testimonios monumentales de su pasado jacobeo, sigue viva la tradición de hospitalidad y acogida que es propia del Camino. Este es el caso de Azofra, pequeño pueblo riojano entre Nájera y Santo Domingo de la Calzada, en el que el peregrino forma parte de la vida cotidiana de sus gentes.

En el Valle de Cañas, a dos leguas de Santo Domingo de la Calzada, se encuentra la Villa de Azofra. Es un típico pueblo riojano rodeado de viñas y campos de remolacha, cereales y patatas. Tiene unos quinientos habitantes dedicados en su mayoría a la agricultura. El carácter abierto de los riojanos está aquí acentuado por la hospitalidad propia de un pueblo del Camino de Santiago.

Esta es una de las claves de Azofra: su situación en la Ruta Jacobea. Las dos calles principales, Calle Mayor o Real y la Calle del Sol, son una prolongación del Camino. El documentos más antiguos de la historia de Azofra es un pergamino que nos habla de la fundación de un hospital de peregrinos en el siglo XII. “En el nombre de Dios y con su gracia. Sea conocido a todos los hombres tanto presentes como futuros, como yo Rodrigo por la graciade Dios obispos de Calahorra y Nájera , te concedo a tí, Doña Isabel, hacer un oratorio en el hospital que haces en la villa que se dice Azofra, y un cementerio para sepultura solamente de los peregrinos”. En esa fundación parece recogerse la esencia del espíritu jacobeo: un oratorio para rezar a Dios y al Apóstol, un hospital para reparar el cansancio del camino y un cementerio que inmortaliza el caminar de los peregrinos que se quedaron para siempre en la ruta de Santiago.

I. Melchor.

Azofra. Mirando a Compostela desde La Rioja.

Revista Peregrino Nº 3.



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